Ghoncheh Ghavami, de 25 años, fue detenida el 20 de junio en un estadio de Teherán, mientras participaba en una concentración de mujeres que querían asistir a un partido de la liga mundial de voleibol, entre Italia e Irán, que se encuentra entre en la elite de este deporte. Al partido, celebrado en el estadio Azadi de Teherán, se le impidió asistir a todas las mujeres, incluidas las periodistas con acreditación.
Tras su detención, la joven fue liberada al cabo de algunas horas, pero días más tarde, cuando fue a la comisaría para recoger sus efectos personales, fue detenida nuevamente, aunque un responsable judicial indicó en septiembre que la segunda detención no estaba relacionada con la primera.
El juicio se celebró el mes pasado. “Según la sentencia, ha sido condenada a un año” de cárcel, dijo su abogado Alizadeh Tabatabaie, citado por la prensa iraní. El letrado añadió que como su clienta no tiene antecedentes, se le podría conceder una reducción de pena.
Las autoridades iraníes dijeron que Ghavami había sido detenida no por querer ir al partido de voleibol masculino, sino por razones de seguridad.
La joven pasó 126 días detenida en la famosa cárcel de Evin en Teherán, donde hizo huelga de hambre durante dos semanas en protesta por su detención y por la falta de un proceso, según la página de Facebook donde su madre y su familia y amigos lanzaron una campaña, Free Ghoncheh Ghavami, para obtener su liberación. Fue en ese momento cuando el Gobierno iraní inició un proceso por “propaganda contra el régimen”, según su abogado.
En septiembre, el primer ministro británico, David Cameron, había insistido durante un encuentro con el presidente iraní, Hasan Rohani, al margen de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York sobre “el impacto que este tipo de casos pueden tener sobre la imagen de Irán en Gran Bretaña”.