Después de dos semanas de discusiones enconadas y una maratón final de 31 horas de negociaciones, que sacaron a la luz las profundas diferencias entre países pobres y ricos, la casi totalidad de las 193 naciones en la conferencia de la ONU aceptaron un acuerdo presentado por EE. UU. que apunta a mayores recortes de las emisiones de los países ricos, pero no impone límites vinculantes.
Las exitosas negociaciones de última hora entre los mandatarios de EE. UU., China, India, Brasil y Sudáfrica sentaron las bases para la futura cooperación entre países desarrollados y en desarrollo, aunque el “Acuerdo de Copenhague” fue rechazado por varios delegados, que reclamaron más recortes y se sintieron excluidos.
El acuerdo estuvo al borde de naufragar frente a las objeciones de Bolivia, Cuba, Sudán y Venezuela, por las cuales estuvo a punto de quedar excluido del foro.
La frenética diplomacia del presidente estadounidense, Barack Obama, en la nevada capital danesa, en donde se había reunido un centenar de jefes de estado o gobierno, dio lugar a un documento que promete que los países ricos donarán US$30 mil millones en ayuda climática a los más pobres en los próximos tres años y eventualmente US$100 mil millones anuales hacia el 2020.
El acuerdo incluye un método para verificar las reducciones de emisión de dióxido de carbono y otros gases de invernadero por cada país.
AP