El procurador estatal Miguel ngel Godínez dijo a la prensa local que los cadáveres correspondían a 34 varones y 26 mujeres de entre 35 y 70 años.
Los estudiantes desaparecidos eran más jóvenes.
Godínez dijo que un testigo que trabajó en el crematorio dijo que “juntaban cenizas del piso, con tierra, con polvo, y eso entregaban a los familiares”.
Se están haciendo pruebas para identificar a los cadáveres abandonados, pero incluso las familias cuyos parientes fueron cremados quizá no hayan recibido sus cenizas.