“Qué bueno que están haciendo este operativo. Ya hacía falta”, dice un hombre a un soldado armado con un rifle M16, mientras policías registran su taxi, a las afueras de Toluca, la capital del estado de México —centro—, que rodea a la Ciudad de México.
La “Operación Blindaje”, lanzada la semana última, busca frenar el sorpresivo incremento de violencia y asesinatos en esa zona, que pone de manifiesto el peligro que acecha a las puertas de la capital más grande de Latinoamérica.
El diario Milenio asegura que enero fue el mes más mortífero desde el 2007 en el estado de México, pues se superaron los 79 homicidios registrados en agosto del 2012.
El presidente Enrique Peña Nieto prometió al asumir, el 1 de diciembre, que modificaría la estrategia contra el narcotráfico de su predecesor Felipe Calderón (2006-2012), cuyo sexenio registró más de 70 mil muertes en pugnas entre carteles y operativos para combatirlos, en los que participaron 50 mil militares.
Sin embargo, el alto índice de asesinatos persiste, ahora incluso en las narices de la sede presidencial.
El actual gobernador estatal, Eruviel Ávila, calificó estos asesinatos de “esporádicos” y señaló a las disputas entre los cárteles la Familia Michoacana y su rival Guerreros Unidos como los responsables.