La investigación, según los medios locales, sostiene que el presunto maníaco mantenían relaciones sexuales con sus víctimas, algunas de las cuales eran prostitutas, y después las asesinaba, descuartizaba y esparcía sus restos por toda la ciudad y la región homónima.
En 2007, el entonces jefe del CI, Alexandr Bastrikin, reconoció que los asesinatos tenían un “carácter demostrativo”, mientras que algunos medios atribuyeron los crímenes a un “maníaco satanista”.
Durante los más de diez años que duró de forma intermitente la investigación, las autoridades interrogaron y recogieron pruebas anatómicas a más de cinco mil varones, y tomaron declaración a más de tres mil testigos.
“Gracias a las pruebas genéticas tomadas de todas las pruebas se logró identificar el genotipo del asesino”, concluye el comunicado del CI.
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