Edgar Valdez Villareal, a quien le apodan “La Barbie” por su tez blanca y su apariencia, es conocido en México por haber sido un narcotraficante sanguinario, cruel y temerario, protagonista de la sangrienta guerra entre los carteles de la droga. Lo que no era público y ahora es confirmado en este artículo, por documentos oficiales a los que tuve acceso, es que fue informante de la DEA y ayudó a capturar a diversos narcotraficantes, entre ellos su ex jefe y amigo Arturo Beltrán Leyva.
DEUTSCHE WELLE
“La Barbie”, el narco que era doble agente: trabajaba con la DEA y con La Federación
Edgar Valdez Villareal, “La Barbie”, fue testigo directo de la corrupción del ex Secretario de Estado mexicano Genaro García Luna, acusado de narcotráfico en Nueva York. Y es hoy un testigo clave.
Entre más me adentro a las entrañas del narcotráfico en México, cuyas acciones criminales tienen un impacto global, más comprendo cómo el tráfico de drogas mundial está conectado con diferentes partes del gobierno, no sólo en México sino también en Estados Unidos. Y cómo muchos meten mano en esa masa del crimen organizado con consecuencias a desastrosas.
Tengo entre mis manos un documento explosivo, inquietante, una pieza importante del enorme rompecabezas de este negocio criminal que tiene como característica principal la corrupción y la violencia, y la capacidad de desfigurar todo lo que toca. En el documento, que proviene de una corte federal en Estados Unidos, se revela por primera vez de fuentes oficiales el verdadero rol jugado por “La Barbie”. Su papel de doble agente: informante de la DEA e integrante de una de las organizaciones de narcotráfico más importantes, quedando atrapado en el juego de traiciones del que formaba parte.
La historia de “La Barbie”, en versión breve
Edgar Valdez Villareal dio su primer vistazo al mundo el 11 de agosto de 1973 en Nuevo Laredo, Texas. Nació dentro de una pobre y numerosa familia integrada por sus padres y ocho hermanos. Desde muy joven destacó por dos cosas: ser un jugador estrella de futbol americano y un muchacho problema. Su padre era un hombre sencillo, trabajador, conservador, rígido, estricto y devoto creyente, pero Edgar en poco tiempo se convirtió en todo lo contrario. Su opuesto.
Anabel Hernández, periodista mexicana y autora de esta columna
A los 18 años fue acusado en Estados Unidos de homicidio no intencional tras haber estado involucrado en un accidente automovilístico, pero ni siquiera pisó la cárcel. A los 20 años fue arrestado en su país por posesión de mariguana y fue sentenciado a siete años de prisión, pero de nuevo la fortuna estuvo de su lado y fue dejado en libertad bajo prueba. Abusando de su buena fortuna, de nuevo fue arrestado a los 22 años manejando en exceso de velocidad y bajo la influencia de las drogas. Tampoco fue sancionado. A los 24 años fu acusado de nuevo por posesión de mariguana y se le giró orden de arresto, pero nunca fue arrestado.
“La Barbie” escapó y se fue a vivir a Nuevo Laredo, México, a unos pocos kilómetros de su casa en una ‘tierra de nadie’ llamada Tamaulipas, un estado ubicado en la franja fronteriza. Ahí encontró tierra propicia para desarrollar su carrera criminal y en poco tiempo se convirtió en un prolífico traficante de cocaína. Pronto comenzó a tener conflictos con el grupo que controlaba la plaza el Cartel del Golfo y su brazo armado, Los Zetas. Fue expulsado de la ‘tierra prometida’, lo cual con el tiempo costaría al Cartel del Golfo y Los Zetas un baño de sangre.
“La Barbie” se fue a vivir a Monterrey, Nuevo León. Un jefe policiaco corrupto que conoció a Arturo Beltrán Leyva, integrante de la poderosa “Federación”, donde estaban asociados el Cartel de Sinaloa, Cartel de Juárez, los Beltrán Leyva y otros, pronto se convirtió en uno de sus hombres de más confianza
Particularmente entre los años 2003 a 2008 Valdez Villarreal fue el brazo armado de la guerra contra Los Zetas y Cartel del Golfo. Fueron “La Barbie” y La Federación, quienes trajeron a México a feroces miembros de la Mara Salvatrucha, la gang proveniente de El Salvador. Los contrataron y entrenaron para ser aún más mortíferos. Así comenzaron a verse en México desde el año 2003 dantescas escenas de terror con cuerpo decapitados y desmembrados colgando de las plazas públicas.
Esta es la casa en la que, según las autoridades, fue arrestado el doble agente Edgar Valdez, alias “La Barbie”
La Barbie, informante de la DEA
En 2004 “La Barbie” hizo contacto con el Departamento de Justicia de Texas para que se eliminaran los cargos en su contra. El gobierno estadounidense le pidió ayudar en la captura de Joaquín Guzmán Loera y de Arturo Beltrán Leyva. Habrá sido por la lealtad, o porque los necesitaba para hacer mas dinero, que Edgar no aceptó.
Pero después cambió de opinión seguramente por la ruptura dentro La Federación. Cuando comenzó la guerra el Cartel de Sinaloa y los Beltrán Leyva. “La Barbie” hizo contacto a través de una tercera persona. Y durante 2008, 2009 y 2010 fue informante de la DEA.
Un informante muy valioso porque entre otras cosas “La Barbie” fue testigo directo de la protección que dio el gobierno de México en los sexenios de Vicente Fox y de Felipe Calderón a La Federación. Conocía a fondo la corrupción de oficiales mexicanos como Genaro García Luna quien fue titular de la Agencia Federal de Investigaciones con Fox, y luego Secretario de Seguridad Pública Federal, con Calderón.
Entre los oficiales corruptos con los que trabaja estaban Luis Cárdenas Palomino, Facundo Rosas Rosas, Armando Espinosa de Benito, Eduardo Ramón Pequeño, Edgar Eusebio Millán, Francisco Javier Garza Palacios y Gerardo Garay Cadena.
No deja de ser irónico. En ese juego de máscaras, García Luna y los suyos pensaban que estaban sentados haciendo negocios con narcos, solo que en el caso de “La Barbie” también era informante de la DEA.
“La Barbie” fue arrestado por la Policía Federal en 2010. En noviembre de 2012, a unas semanas de que concluyera el sexenio de Felipe Calderón, Valdez Villareal me envió una carta. Pude verificar su autenticidad y la publiqué en el periódico Reforma, en México, días antes de que terminara el gobierno de Calderón.
En la carta “La Barbie” afirmó que le constaba que García Luna y su equipo habían recibido dinero del narcotráfico, de él mismo y de otros capos. Y que en 2010 cuando lo detuvieron en realidad lo quisieron asesinar porque se negó a hacer un acuerdo con el presidente Felipe Calderón quien, dijo, había incluso encabezado reuniones con los narcotraficantes.
Entre todos los oficiales corruptos había uno en particular: Armando Espinosa de Benito, sumanente cercano a García Luna, y muy corrupto. Este hombre era el responsable del intercambio de información entre la DEA y el gobierno mexicano, así que la información que le daban los americanos él y su jefe la vendían a los narcos.
La Fiscalía de Nueva York debe allegarse del testimonio de “La Barbie”, si es que aún no lo hace. Pero es importante hacer una reflexión, para no jugar a ser ingenuos. Si “La Barbie” era informante del gobierno americano y les informó de 2008 a 2010 de la corrupción de García Luna y su gente, ¿Por qué no hicieron algo para detener su corrupción? ¿O para que lo destituyeran? ¿Por qué también eran cómplices o porque así el gobierno de México podía ser sometido a chantaje? Los mexicanos merecemos respuestas. Y aunque sean incómodas para ambos países, el proceso judicial contra García Luna en Nueva York puede ayudar a limpiar la corrupción de los dos lados de la frontera.