Tras más de un año de inacción en el tema migratorio por parte de Obama y el Congreso, los analistas temen una fuerte abstención de los votantes hispanos registrados, los cuales han reducido su respaldo tanto a candidatos demócratas como republicanos desde los comicios legislativos del 2010.
Esa desafección hacia las filas demócratas ha sido del 65 % al 57 %, mientras que entre los republicanos disminuyó del 28 % al 22 %, según una encuesta reciente del centro hispano Pew.
El partido en el Gobierno, no obstante, mantiene en ese sentido una amplia ventaja sobre la oposición conservadora, que ha mostrado una dura línea en el tema migratorio en el Congreso.
Sin embargo, los republicanos son optimistas con los sondeos que favorecen su objetivo de conquistar al menos seis asientos más en el Senado y arrebatarle así la mayoría a los demócratas.
Estados Unidos, que renueva este martes una tercera parte de los cien senadores de la nación, dos por cada estado, tendrá especialmente los ojos puestos en Kansas, Luisiana, Iowa, New Hampshire, Alaska, Carolina del Norte, Colorado y Georgia, estos tres últimos estados con una influencia latina que podría ser vital a la hora de definir resultados en estas regiones con contiendas apretadas.
Cerca de 25 millones de hispanos podrán ejercer su derecho al voto, pero la tradicional abstención de esta comunidad en las elecciones legislativas prevé que tan sólo 7.8 millones de electores se acerquen finalmente a las urnas, que aún así será un 17,8 % más que en el 2010.
La popularidad de Obama ya se desplomó entre los latinos en septiembre cuando pospuso para después de estas elecciones su promesa de poner en marcha medidas ejecutivas para aliviar la situación de los inmigrantes ante el obstruccionismo de los republicanos en el Congreso.
Obama, quien había prometido en su campaña una reforma migratoria para sacar de las sombras a por lo menos 11 millones de indocumentados, ha pasado ahora a ser llamado el “Deportador en Jefe” por el récord de al menos 2.3 millones de inmigrantes deportados durante su mandato.
La inmigración ha sido usada en campañas estatales, como en Colorado, donde el republicano Cory Gardner, quien busca reemplazar al senador demócrata Mark Udall, acudió en ayuda del excongresista antiinmigrante Tom Tancredo para alentar el voto entre el ala más conservadora del estado.
Otra contienda ajustada vive Carolina del Norte, un estado que cuenta con un electorado latino del 2,2 % y que enfrenta a la senadora demócrata Kay Hagan con el republicano Thom Tillis.
Hagan ha sido, sin embargo, considerada una “enemiga de los inmigrantes”, según organizaciones latinas que la criticaron por su falta de apoyo a los estudiantes indocumentados y a las licencias de conducir para estos inmigrantes.
En Georgia, aunque se prevé que puede irse a una segunda vuelta en enero del 2015, los latinos, con el 9 % de la población y el 4 % del electorado, también pueden definir la elección entre la demócrata Michelle Nunn y el republicano David Perdue, para reemplazar al republicano Saxby Chambliss, que se retira.
Por otro lado, en Kansas, con el 6,1 % del electorado, los latinos podrían desequilibrar la balanza, que actualmente otorga una ventaja al candidato independiente Greg Orman frente al senador republicano Pat Roberts, en una pelea que sin embargo pueden cambiar los indecisos.
Ambos partidos, conscientes de la necesidad de decantar ciertas elecciones, optaron este año por acercarse más a la comunidad hispana con debates en español y sobre los temas que importan a esta minoría que representa el 17 % del total de la población.