Morsi fue detenido el 3 de julio del 2013, tras ser derrocado por el exjefe del ejército y actual presidente, Abdel Fatah al Sisi. Desde entonces, sus seguidores son víctimas de una represión implacable.
En este juicio, Morsi y otras 35 personas, incluidos dirigentes de los Hermanos Musulmanes, están acusados de haber conspirado con el movimiento islamista palestino Hamás, el libanés Hizbulá e Irán para desestabilizar Egipto. Todos podrían ser condenados a muerte.
La justicia egipcia también dictará sentencia el 21 de abril en otro juicio en el que se acusa a Morsi y a otros dirigentes de los Hermanos Musulmanes de incitar al asesinato de manifestantes de la oposición cuando estaban en el poder.
Morsi se enfrenta, además, a un tercer juicio por haber huido de la cárcel en 2011 con la supuesta complicidad de Hamas y Hezbolá.
Por último, el expresidente se sentará por cuarta vez en el banquillo de los acusados en otro juicio por espionaje por haber entregado supuestamente a Qatar “documentos relativos a la seguridad nacional”.
En los meses consecutivos a la destitución de Morsi murieron mil 400 seguidores del expresidente, centenares de islamistas fueron condenados a muerte en juicios expeditivos y unos 15 mil fueron encarcelados.