En esta ocasión, el Papa visitó primero el Hospital de San Juan de Letrán de Roma ante la sorpresa del personal sanitario que desarrolla su labor diariamente, según la Santa Sede.
En el hospital, el Papa visitó la planta de neonatología y se acercó a ver a 12 recién nacidos que padecen diversas patologías.
De estos, cinco -dos de estos gemelos- se encuentran en situación de gravedad y permanecen intubados recibiendo terapia intensiva.
El Papa tuvo que ponerse mascarilla y vestimenta adecuada, además de seguir todas las precauciones higiénicas que el personal sanitario le indicaba para respetar la zona aséptica.
El Pontífice se detuvo frente a cada incubadora, dijo la Santa Sede, e intercambió varias palabras con los padres de los pacientes, dándoles consuelo y ánimo.
Posteriormente vistió el centro “Villa Speranza”, donde reciben asistencia treinta pacientes que se encuentran en fase terminal.
A su llegada, los responsables dieron la bienvenida al Papa, quien se acercó a saludar personalmente a cada paciente en sus habitaciones y ha intercambiado conversado durante algunos momentos con ellos y con sus parientes.
Con este “viernes de misericordia”, Francisco quiso poner de manifiesto “la importancia de la vida, desde el primer instante hasta su final natural”, subrayó la Santa Sede.