Este es el segundo año seguido que la nación centroamericana supera la cifra de las cuatro mil muertes violentas desde que las pandillas decidieron romper con un armisticio que redujo los homicidios en más de la mitad, hasta a un mínimo de dos mil 500.
La tregua, que contó con el beneplácito de la administración de Mauricio Funes (2009-2014), entre el Barrio 18, la Mara Salvatrucha y otras minoritarias entró en vigencia en marzo del 2012, cuando se dio una disminución anual de los homicidios del 59.3%.
El 2016 continúa posicionándose como el segundo año más violento en la historia reciente del país, solo por atrás del 2015, cuando hubo un 14.7% más de homicidios hasta el 25 de septiembre y un total de seis mil 657. |
Las autoridades atribuyen la disminución de este año al lanzamiento de “medidas extraordinarias” de seguridad en abril pasado, que incluyen el despliegue de un comando elite rural de mil elementos y el endurecimiento del régimen carcelario para las pandillas.
Un estudio independente publicado la semana anterior señala que la tregua fue uno de los elementos que propició el recrudecimiento de la violencia en el 2015.
La tregua, “si bien logró disminuir el número total de homicidios de manera considerable, parece que también contribuyó en parte a gestar las condiciones para la profundización de la violencia en los años posteriores”, concluyó el Instituto Centroamericano de Investigaciones para el Desarrollo y el Cambio Social.
De acuerdo con el fiscal general, Douglas Meléndez, durante la tregua, “funcionarios y empleados públicos se valieron de sus cargos para cometer diversos delitos” y “como producto de estas negociaciones con criminales se generó corrupción al romper la legalidad del sistema penitenciario”.