La Policía les cerró el paso y, tras algunos momentos de tensión y lanzamiento de objetos a los agentes, los manifestantes volvieron quemar contenedores, algún vehículo, y atacaron sucursales bancarias.
Tras varias horas de protesta, un fuerte dispositivo policial acorraló a los pocos centenares que quedaban. El balance provisional era de siete detenidos.
“Construimos alternativas, defendemos los barrios” , decía una pancarta que encabezaba la manifestación en el centro de la ciudad.
“No podrán desalojar la cultura popular” , cantaron a lo largo de la tarde los manifestantes en referencia a la casa, llamada “Can Vies” y cuya demolición fue detenida el viernes por el ayuntamiento tras cuatro noches de violencia.
En total, 68 personas han sido detenidas desde el lunes por estas protestas que han ocasionado graves daños en el mobiliario público de Barcelona.
“Todo ha sido un despropósito. El ayuntamiento ha creado un problema vecinal donde no lo había” , lamentaba José Pérez, comerciante de 52 años.
Ocupada por grupos de izquierda radical desde 1997, la casa se había convertido con el paso de los años en un popular centro social del barrio organizando conciertos, pases de películas, debates o talleres de formación.
El inmueble había sido reclamado por TMB, la empresa pública que gestiona el transporte metropolitano de Barcelona, su propietaria, que pretende tirarla para mejorar la urbanización del entorno, por donde circulan una línea de metro y otra de ferrocarril.
Tras meses de negociaciones fallidas entre el ayuntamiento, TMB y los ocupantes de la casa, un juzgado había decretado para el lunes pasado el desalojo del edificio y empezó su demolición, causando las protestas.
Este sábado por la mañana, los manifestantes reocuparon el edificio e iniciaron su reconstrucción con el asesoramiento de un grupo de arquitectos sin el permiso del ayuntamiento, a quien piden que no interfiera.