Este enfoque evitaría los acuciantes problemas diplomáticos, ambientales y de seguridad que plantea eliminar los materiales en el territorio de cualquier nación.
El gobierno de Obama ha recurrido a las aguas internacionales en otros casos delicados en los que excluía las opciones en tierra firme. La Marina de Estados Unidos arrojó al mar el cadáver del líder de Al Qaeda Osama bin Laden para evitar que su tumba se convirtiera en una atracción para los extremistas.
Asimismo, el gobierno ha interrogado a sospechosos de terrorismo durante el tiempo que sea necesario a bordo de buques de la Marina desde que la CIA cerró sus prisiones secretas en el extranjero y el presidente se ha negado a enviar más presos al centro de detención en la base estadounidense en Guantánamo, Cuba.
La decisión de seguir adelante con el plan para eliminar los químicos la tomaría la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, una agencia global de vigilancia con 190 países miembros.