Las 18 religiosas que se servían en diferentes lugares en Nicaragua, fueron recibidas en Costa Rica, informó en redes sociales monseñor Manuel Eugenio Salazar Mora, obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia.
“Es un honor para nuestra Diócesis de Tilarán-Liberia que sus plantas pisen estas tierras. Oramos por la Iglesia en Nicaragua, por sus obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. Sean bienvenidas a estas tierras”, escribió el monseñor Salazar en su cuenta de Facebook.
La salida de las misioneras de Nicaragua se da una semana después de que el gobierno del presidente Daniel Ortega ilegalizara en una sesión parlamentaria unas 100 oenegés, incluida la Asociación Misioneras de la Caridad, a la que el oficialismo acusó de no estar acreditada para fungir como asilo de ancianos o centro de desarrollo infantil.
La sede de la organización religiosa, ubicada en Managua, fue tomada por la Policía nicaragüense, según el diario local La Prensa.
Lamentan medida
La medida del ejecutivo ha sido rechazada por varias organizaciones. El cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, emitió una nota de prensa en la que lamentó profundamente el dolor de tantos hermanos que ya no tendrán las atenciones que recibían” de las religiosas; asimismo expresó “su gratitud por el invaluable servicio a nuestras iglesias locales”.
En tanto el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) expresó en Twitter que la administración del presidente Daniel Ortega “violentó” a las religiosas con la medida “de odio a la iglesia, a su labor de caridad y evangelización”.
“Les violaron sus derechos religiosos y el derecho a la honra y reputación al afirmar que no estaba acreditadas y que prácticamente trabajaban ilegales en Nicaragua”, señaló el Cenidh, que lamentó que se ha dejado indefensos “a incontables niños y personas de la tercera edad”.
Nicaragua vive una grave crisis política y de derechos humanos desde 2018, cuando empezaron las protestas contra el presidente Daniel Ortega.
El mandatario ha iniciado una campaña contra líderes de oposición, pero también contra religiosos, a quienes ha llegado a llamar “demonios con sotana”, tras criticarle por sus medidas contra la oposición.
Según un informe recopilado por la investigadora nicaragüense Martha Molina, la iglesia ha sufrido al menos 190 agresiones de diferente tipo desde 2018.
El Departamento de Estado de Estados Unidos también ha alertado sobre los ataques a la iglesia. A inicios de junio el secretario Anthony Blinken dijo que “a lo largo del año 2021, el presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, hostigaron verbalmente a sacerdotes y obispos, tildándolos de ‘terroristas en sotana’ y ‘golpistas’, y acusándolos de delinquir”.
Lea también: La familia Ortega de Nicaragua busca un discreto acercamiento con EE. UU.
Además, EE. UU. ha denunciado que en 2021, grupos progubernamentales asediaron a los líderes religiosos y fieles siguiendo el patrón iniciado en 2018, cuando empezaron las protestas contra el presidente Daniel Ortega y en las que la Iglesia nicaragüense abrió los templos para dar refugio a los opositores que huían de la represión.