Con todo y vestido, Nancy Ortiz y familia llegaron a una plaza de la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, y compartió el banquete de la fiesta con personas a las que nunca había visto, pero quienes quedaron agradecidas por su nobleza, informaron medios locales.
“Necesitan de nuestro apoyo. Chequen lo que logramos. Aquí les muestro lo que venimos a hacer. Nos hicieron falta muchos invitados, nos sobraron platillos y decidimos después de la fiesta venir a Plaza de las Américas donde están todos los migrantes; decidimos compartir esto con todos ellos”, dijo Ari Falcón, quien organizó la fiesta.
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La historia de Nancy es particular. A pesar de su edad, padece diabetes, tiene un tumor cerebral y su padre está en silla de ruedas, sin contar con que la familia es de escasos recursos. Aún así, el banquete sobró para poder compartir con quienes más lo necesitaban.
Los migrantes aguardan en ciudades mexicanas, algunos en la intemperie, que Estados Unidos le responda a su solicitud de asilo. La oleada migratoria ha superado la capacidad del sistema de migración para dar una respuesta pronta a cada petición.