Saleh Al Aruri, exiliado en Líbano desde hacía varios años, murió junto a sus guardaespaldas en un bombardeo atribuido al ejército israelí en el sur de Beirut, bastión del movimiento proiraní Hezbolá, indicaron dos funcionarios de seguridad libaneses.
El jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, calificó el ataque de “acto terrorista” y aseguró que el movimiento palestino “nunca será vencido”.
La agencia nacional de noticias libanesa (Ani) informó que al menos siete personas murieron en el bombardeo, llevado a cabo con un dron. Haniyeh, a su vez, afirmó que dos jefes de las brigadas de Ezedín al Qasam, el brazo militar de Hamás, habían muerto en el ataque, junto a otros cuatro líderes del grupo.
Solicitado por AFP, el ejército israelí declaró que no comentaba “informaciones de medios extranjeros”. Su portavoz, Daniel Hagari, subrayó que el cuerpo armado estaba preparado ante “cualquier escenario”.
La muerte de Aruri reaviva los temores a una conflagración regional más de dos meses después del inicio de la guerra entre Israel y Hamás, que gobierna Gaza desde 2007.
El conflicto estalló tras el ataque del grupo islamista en Israel el 7 de octubre, que dejó mil 140 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras israelíes.
Los combatientes de Hamás, junto a otros grupos armados, también secuestraron ese día a unas 250 personas, de las cuales más de 100 siguen retenidas en Gaza, según las autoridades israelíes.
En respuesta, Israel prometió “aniquilar” Hamás y lanzó una potente ofensiva en el territorio palestino. El grupo, catalogado como organización “terrorista” por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, afirma que la operación ya ha dejado 22 mil 185 muertos, en su mayoría mujeres y menores.
“No quedará impune”
Hezbolá, aliado de Hamás y respaldado por Irán, advirtió que el “asesinato” de Aruri “no quedará sin respuesta ni impune”.
A través de su muerte, Israel “busca arrastrar a Líbano a una nueva fase de confrontación”, dijo a su vez el primer ministro libanés, Najib Mikati.
En la misma línea, el primer ministro de la Autoridad Palestina, Mohammad Shtayyeh, advirtió de los “riesgos y consecuencias que podrían derivarse” de ese “crimen perpetrado por criminales conocidos”.
La frontera entre Israel y Líbano era escenario de intercambios de disparos casi diarios entre el ejército israelí y Hezboldá desde el inicio de la guerra. Pero es la primera vez que un bombardeo alcanza los alrededores de Beirut desde el 7 de octubre.
También es la primera vez que muere un dirigente de Hamás con un rango tan alto desde el comienzo del conflicto. El ejército israelí anunció varias veces haber matado a dirigentes del grupo islamista en Gaza.
Numerosos habitantes se acercaron en la noche cerca del edificio bombardeado en el suburbio de Beirut, cuya fachada quedó dañada en dos pisos.
En Ramala, en Cisjordania ocupada, numerosos palestinos se congregaron tras el anuncio de la muerte de Aruri, según AFPTV. En esa zona se multiplicaron los enfrentamientos entre el ejército y los colonos israelíes desde el inicio del conflicto.
La muerte de Aruri, que pasó cerca de 20 años en cárceles israelíes, no frenará la “resistencia”, reaccionó Ezzat al Rishq, miembro de la oficina política de Hamás, en un comunicado. Su casa en Cisjordania fue destruida por el ejército israelí a finales de octubre.
“Huimos de la muerte”
En Gaza, la ofensiva militar israelí no da tregua. Pese a las presiones de la comunidad internacional para un cese el fuego, el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, anunció el lunes que los militares se preparaban para “combates prolongados” que se extenderían “a lo largo de este año”.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, coincidió este martes y dijo que “la idea de que podríamos detenernos pronto es errónea”.
“Sin una victoria clara, no podremos vivir en Oriente Medio”, añadió, tras visitar un contingente de soldados en el estrecho enclave palestino, donde 173 militares israelíes murieron desde que estalló la guerra.
En el sur de Gaza, varios testigos reportaron impactos de misiles en Rafah (sur) y bombardeos cerca del campamento de refugiados de Jabaliya (norte).
También se registraron combates en Al Maghazi y Bureij y en la principal ciudad del sur, Jan Yunis, donde el ejército israelí ha concentrado sus operaciones.
La Media Luna Roja palestina anunció en la red social X que sus locales habían sido blanco de bombardeos israelíes en esa ciudad. El Ministerio de Salud de Gaza dijo que estos ataques dejaron cuatro muertos, entre ellos un recién nacido.
“Estábamos en las instalaciones de la Media Luna Roja, somos civiles evacuados de Gaza, huimos de la muerte”, declaró Fathi al Af, sentada junto a sus niños en una camilla del hospital Nasser de Jan Yunis.
“Nos dijeron que nos fuéramos al sur, que sería seguro, pero son unos mentirosos. Ningún lugar de la Franja de Gaza es seguro”, agregó entre llantos.
La guerra ha devastado el territorio, donde la población enfrenta una grave crisis humanitaria. La ONU estima además que un 85% de los 2,4 millones de habitantes de Gaza han sido desplazados por el conflicto.
Israel impuso un asedio completo a la Franja el 9 de octubre, impidiendo la entrada de comida, agua, carburante y medicinas.
Pese a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para pedir el envío “inmediato” y “a gran escala” de ayuda humanitaria a Gaza, los camiones con suministros entran con cuenta gotas.