Este atentado tuvo lugar en un contexto de gran tensión cuando faltan menos de tres semanas para las elecciones provinciales en 12 de las 18 provincias iraquíes.
Irak conmemora también el décimo aniversario de la invasión dirigida por EE. UU., supuestamente destinada a derrocar a Sadam Husein y a instaurar un aliado estable y democrático en Medio Oriente, pero que terminó desencadenando una ola brutal de violencia e incesantes disputas políticas.
Las cifras recabadas, basadas en informes de responsables médicos y de la seguridad, muestran que marzo fue el mes más mortífero en Irak desde agosto pasado, con 271 muertos y 906 heridos en ataques. En febrero se señalaron 220 muertos y 571 heridos.