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Juan Orlando Hernández: Las narcolibretas que podrían hundir a expresidente de Honduras en juicio en EE. UU.

Las narcolibretas serían la única prueba física en manos de la fiscalía sobre los pagos del narcotráfico a políticos y funcionarios hondureños.

Juan Orlando Hernández

El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, si es hallado culpable de los cargos que pesan sobre él, podría ser condenado a pasar el resto de su vida en la cárcel. (Foto Prensa Libre: EFE)

El pasado viernes 23 de febrero, la fiscalía presentó en el juicio a Juan Orlando Hernández varias libretas pertenecientes a un narcotraficante en las que apuntaba cada pago que hacía, entre otros a políticos, que podrían ser la puntilla para el expresidente hondureño, juzgado por narcotráfico en Nueva York.

Las narcolibretas serían la única prueba física en manos de la fiscalía sobre los pagos del narcotráfico a políticos y funcionarios hondureños.

Fueron decomisadas al traficante Nery Orlando López Sanabria, también conocido como Magdaleno Meza, el 6 de junio de 2018 en un operativo de la policía militar en el Departamento de Cortés (norte) tras un chivatazo.

Miguel Reynoso, uno de los detectives de la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico, que participó en el operativo relató que las libretas, junto con otros documentos, así como armas, dinero (US$193 mil 220) y joyas, habían aparecido en uno de los compartimentos ocultos de uno de los tres vehículos interceptados en el operativo policial realizado en una base militar, que pertenecían a López.

"Revisamos las libretas e hicimos fotocopias". Buscaban, en respuesta a la fiscalía, "transacciones relacionadas con drogas y otros delitos", dijo Reynoso.

Entre los varios receptores de dinero estaban los nombres de Tony Hernández, hermano del expresidente y JOH, el acrónimo por el que es conocido el expresidente de Honduras.

"Me llamó la atención el nombre y lo que se encontró", dijo el exdetective, cuya pericia para el manejo y la seguridad de los documentos fue cuestionada por la defensa del exmandatario, cuya estrategia es poner en duda la fiabilidad de colaboradores con la justicia estadounidense.

Estos mismos libros de contabilidad ya sirvieron para condenar a Tony Hernández el 30 de marzo de 2021 a cadena perpetua, y después a su colaborador Geovanny Fuentes, en el tribunal del distrito sur de Nueva York, donde los testimonios de algunos acusados, entre ellos el narcotraficante Alexander Ardón, que cumple condena en Estados Unidos- han dejado al desnudo los estrechos vínculos del narcotráfico con la política hondureña.

El exmandatario hondureño está acusado de crear un narcoestado durante sus dos periodos en la presidencia (2014-2022) y de aceptar millones de dólares de sobornos del narcotráfico a cambio de dar protección a sus cabecillas para importar más de 500 toneladas de cocaína a Estados Unidos.

Si es hallado culpable de los tres cargos que pesan sobre él -conspiración de narcotráfico y tráfico y posesión de armas- podría ser condenado a pasar el resto de su vida en la cárcel.

En el operativo donde se incautaron las narcolibretas fueron detenidas cinco personas, entre ellas, López y su esposa Erika Bandy.

Muertes violentas

López fue brutalmente asesinado el 26 de octubre de 2019 por miembros de una pandilla en una cárcel de máxima seguridad en Honduras cuando había decidido colaborar con la DEA, la agencia antidrogas estadounidense.

Su esposa Erika Bandy siguió la misma suerte en junio de 2023 cuando iba a concluir su libertad condicional y pensaba viajar a Estados Unidos.

En una entrevista que concedió al medio digital InSight Crime, Bandy contó que su esposo le había enviado un mensaje a uno de sus abogados desde la cárcel y le había dicho que estaba dispuesto a ser un colaborador del gobierno estadounidense. "Tengo mucho que ofrecer para ayudar", dijo según el medio.

Después un abogado de Tony Hernández les habría visitado en la cárcel para sonsacarles información. "Si ustedes matan a Magdaleno, yo tengo toda la información", le dijo según el medio.

También fueron asesinados el director de la cárcel, Pedro Ildefonso Armas y un abogado que había trabajado para la pareja.

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