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La reduflación, el nuevo villano económico que Biden tiene en la mira

Si bien la inflación se ha ido moderando, los consumidores todavía están furiosos por los elevados precios de los alimentos. 

La inflación se ha ido moderando, pero los consumidores siguen furiosos por los elevados precios de los alimentos. En respuesta a estas inquietudes, el presidente Joe Biden ha encontrado un mensaje que le encanta: arremeter contra las empresas por reducir el tamaño de sus productos. (Hiroko Masuike/The New York Times)

La inflación se ha ido moderando, pero los consumidores siguen furiosos por los elevados precios de los alimentos. En respuesta a estas inquietudes, el presidente Joe Biden ha encontrado un mensaje que le encanta: arremeter contra las empresas por reducir el tamaño de sus productos. (Hiroko Masuike/The New York Times)

El domingo del Supertazón, la Casa Blanca dio a conocer un video breve en el que el presidente Joe Biden, sonriente y sentado al lado de una mesa con botanas, galletas y bebidas deportivas, arremete contra las empresas por reducir el tamaño de las envolturas y porciones de muchos alimentos populares sin reducir en absoluto el precio.

“Ya tuve suficiente de esto que llaman reduflación”, declaró Biden.

El video provocó muchísimas reacciones en las redes sociales y le encantó a un defensor de los consumidores llamado Edgar Dworsky, que se ha dedicado a estudiar las tendencias de la “reduflación” más de una década. En dos ocasiones les ha expuesto sus hallazgos a los asesores económicos de Biden, la primera vez a principios de 2023 y luego unos días antes de la transmisión del video. La primera reunión pareció no producir ninguna reacción. Es claro, en cambio, que la segunda fundamentó el nuevo argumento económico favorito de Biden: que las empresas han aprovechado un alza rápida en los precios para llenarse los bolsillos manteniendo elevados esos precios, pero dando menos a los consumidores.

Los productos mostrados en el video del presidente Biden eran ejemplos de la reduflación que Dworsky ha documentado en su sitio web Consumer World.

Si bien la inflación se ha ido moderando, los consumidores todavía están furiosos por los elevados precios de los alimentos. Biden, que ha sufrido una baja en su porcentaje de aprobación en esta época de alza de precios, ha encontrado un mensaje que le encanta para señalar a otros culpables en plena campaña por la reelección: arremeter contra las empresas por reducir el tamaño de los dulces, los botes de helado y otros artículos, pero elevar los precios o mantenerlos iguales aunque sus márgenes de ganancias siguen altos.

El presidente comenzó a acusar a las empresas de “estafar” a los estadounidenses con esas tácticas y está evaluando la posibilidad de tomar nuevas medidas ejecutivas para ajustarle las riendas a esta práctica, según dijeron algunos funcionarios de la administración y otros aliados, aunque sin especificar los pasos que podría dar. También es probable que critique la reduflación durante su informe de gobierno la semana próxima.

Además, Biden podría apoyar nuevas leyes diseñadas para otorgarle facultades a la Comisión Federal de Comercio que le permitan investigar y castigar más enérgicamente la práctica de inflar los precios, incluso en las tiendas de abarrotes.

Algunos funcionarios de la Casa Blanca creen que el senador Bob Casey, demócrata de Pensilvania, fue quien convenció al presidente de la importancia de este tema. La oficina de Casey dio a conocer el año pasado un cáustico informe sobre la reduflación en el que calculaba que alrededor de una décima parte de los aumentos recientes en los precios de botanas y papel higiénico se debían a que las empresas ponen menos galletas en cada bolsa o menos hojas de papel en cada rollo.

Casey le ha dado un lugar central a este tema en su campaña de reelección; culpa a las grandes empresas de los aumentos de precios que han hecho batallar a los consumidores para costear cantidades suficientes de artículos esenciales. “Parte de esta práctica es realmente perniciosa”, señaló en una entrevista. “No es posible esperar un año para comprar toallas de papel, pollo deshuesado, otros abarrotes o pañales Huggies”.

Los senadores liberales y algunos centros de investigación progresistas de Washington presionaron a Biden al principio de su mandato para que culpara a la ambición corporativa de la mayor alza en los precios al consumidor en cuatro décadas. La senadora Elizabeth Warren, demócrata de Massachusetts, acusó a las corporaciones de estafar a los consumidores cuando los precios empezaron a elevarse en 2021.

Algunos economistas demócratas, entre ellos veteranos de administraciones previas, como Jason Furman de la Universidad de Harvard, han objetado que inflar los precios haya provocado la inflación. Biden solo aceptó a medias el argumento, pues sus acusaciones se concentraron en las empacadoras de carne y las petroleras, además de que habló con mayor detalle de otros impulsores de la inflación, como las cadenas de suministro afectadas por la pandemia.

"Ya tuve suficiente de esto que llaman reduflación".

Joe Biden, presidente de EE. UU.

“No dirigió las acusaciones a todas las empresas en general, como algunos hubieran querido”, explicó Bharat Ramamurti, antiguo asesor económico de Biden, quien aun así tuvo que responder llamadas furiosas de las empresas que Biden señaló en 2021 y 2022.

Desde entonces, señaló Ramamurti, las encuestas han mostrado que los estadounidenses están enfadados con las empresas por el aumento de precios, incluso de los abarrotes. Ramamurti comentó que parte de la estrategia de Biden en relación con la reduflación consiste en “intentar encontrarse con el público en donde está y hablar sobre temas que ya considera muy importantes”.

Varios funcionarios de la Casa Blanca reconocen la política del tema e indican que hay otros factores que explican la retórica de Biden. Los economistas del gobierno están sorprendidos por lo persistentes que han sido los elevados márgenes de ganancias de las empresas incluso en una atmósfera de inflación moderada; los costos de producción de los alimentos han bajado a un ritmo mucho más acelerado en el último año que el precio de los alimentos en los anaqueles de las tiendas.

Biden ha hablado mucho sobre los precios de los abarrotes con los electores. Además, como subrayó en el video del domingo del Supertazón, es todo un fanático del helado.

Los progresistas que ejercieron presión sobre Biden para que acusara a las empresas mucho antes y con mayor determinación del aumento de precios encomiaron su nuevo objetivo. Lindsay Owens, directora ejecutiva del grupo de expertos liberales Groundwork Collaborative en Washington, afirmó en una entrevista que los comentarios de Biden son oportunos para ayudar a los electores a comprender por qué, ahora que la inflación va a la baja, los precios de los abarrotes y otros productos clave no bajan en absoluto.

“La gente ya no se cree la excusa de las cadenas de suministro”, indicó. “Los anaqueles están surtidos. Cuando intentas explicar el último tramo del camino, esta es una parte importante”.

Dworsky comentó que le parecía muy bien que Biden se hubiera percatado de la fuerza que le puede dar concentrarse en la reduflación.

“Encontré un buen portavoz”, dijo en una entrevista. “No se me ocurren muchos ejemplos de temas de educación del consumidor que hayan alcanzado ese nivel”.

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