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Lágrimas y esperanza: Las tres pequeñas salvadoreñas abandonadas en el Río Bravo se reencuentran con su madre

Una visa humanitaria permitió que madre e hijas menores se reencontraran después de un dramático rescate de las menores.

Las niñas salvadoreñas que fueron abandonadas en el Río Bravo se reencuentran con su madre. (Foto Prensa Libre: Univision).

Las niñas salvadoreñas que fueron abandonadas en el Río Bravo se reencuentran con su madre. (Foto Prensa Libre: Univision).

Luego de varias semanas, finalmente la migrante salvadoreña Julia Aquino pudo reunirse con sus tres pequeñas hijas, rescatadas de un islote en el Río Bravo, en donde fueron abandonadas por un coyote.

La mujer, que estuvo detenida en migración, fue puesta en libertad por un juez mexicano debido a que tanto ella como las niñas cuentan con una visa humanitaria que les permite transitar por el país.

Las hermanas de 9, 6 y 1 año, que fueron rescatadas de un islote del río Bravo por funcionarios Mexicanos, y ante la posibilidad de ser deportadas, la madre aseguró que corrían peligro al volver a su país, ya que una de sus hijas fue abusada por un miembro de su familia que está en prisión, pero que pronto quedará en libertad.

“Tengo temor de que esa persona salga y tenga represalias contra ella, contra mí o mis otras hijas… que vean que no puedo estar en mi país”, dijo entre lágrimas, el pasado 17 de enero, cuando se entregó a Migración tras conocer que sus hijas podían ser deportadas.

Huyen de la inseguridad

El caso de las niñas se dio a conocer el 13 de enero, cuando la Secretaría de Gobernación de México reportó que habían sido rescatadas de la Isla del Mudo, un islote en el río Bravo, entre Piedras Negras y Eagle Pass.

Según el relato de la madre, había adelantado US$2 mil de los US$9 mil que le pidió el coyote por entregar a sus hijas a las autoridades estadounidenses, mientras ella también entraba al país por separado.

Según contó, su esposo murió hace cuatro años en México cuando trataba de llegar a Estados Unidos después de recibir amenazas de las pandillas salvadoreñas y ahora ella también se vio obligada a huir.

La abuela paterna reside en Texas, donde quiere recibirlas. “Por favor, a cualquier institución que esté mediando, le pido que nos ayuden a que las niñas ingresen a este país, aquí está una familia que las espera”, dijo desde EE. UU.

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