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“Los niños estaban aterrorizados”: Familias escapan de ataques aéreos o se esconden de los hombres armados

Las sirenas sonaron numerosas veces en el centro de la ciudad de Jerusalén, seguidas de fuertes estruendos.

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Una pobladora corre tras bombardeos de Hamás contra poblaciones israelíes. (Foto: Tamir Kalifa/The New York Times)

Una pobladora corre tras bombardeos de Hamás contra poblaciones israelíes. (Foto: Tamir Kalifa/The New York Times)

El sábado por la mañana, atrincherados en sus casas en pueblos cercanos a la Franja de Gaza, ciudadanos israelíes llamaron a las estaciones de televisión mientras hombres armados palestinos cruzaban la frontera hacia Israel para invadir sus comunidades. Desesperados, los israelíes susurraron para implorar que los ayudaran.

Desde la pequeña comunidad rural de Nahal Oz, una mujer llamada Doreen le dijo al Canal 12 de Israel que había militantes en su casa, y que ella estaba escondida en una habitación segura. “Mi marido está sujetando la puerta del refugio antiaéreo”, dijo. “Ahora disparan ráfagas de balas contra la ventana del refugio antiaéreo. Ráfagas. Y mis tres hijos están aquí conmigo”.

Al otro lado de la frontera, en Gaza, Jamila Al-Zanin, de 39 años, intentó distraer a sus tres hijos mientras huían de su casa y conducían hacia el sur.

“Los niños estaban aterrorizados. Mientras íbamos en el automóvil, miraban de un lado al otro, había explosiones y estruendos por todas partes. Estaban histéricos”, dijo.

“Esta es la primera vez en nuestra historia que sucede algo así”, añadió, refiriéndose al ataque palestino.

El sábado por la mañana, cuando militantes palestinos tomaron por sorpresa a Israel con un ataque amplio y coordinado, que incluyó el lanzamiento de miles de misiles que alcanzaron 22 ciudades, entre ellas lugares tan lejanos como Jerusalén y Tel Aviv, y bases militares israelíes, y con secuestros a civiles y soldados; el pánico, la incredulidad y el miedo se extendieron por todo Israel y Gaza.

A última hora de la tarde del sábado, todavía había tiroteos en el sur entre militantes palestinos y las fuerzas militares israelíes, cuyos aviones de combate se desplegaron para atacar objetivos en Gaza. Funcionarios israelíes informaron que al menos 250 israelíes murieron y más de 1400 resultaron heridos. El Ministerio de Salud de Gaza dijo que al menos 234 palestinos habían muerto en tiroteos o ataques aéreos, y más de 1600 habían resultado heridos.

Al mismo tiempo que los líderes mundiales condenaron los ataques (y surgían preguntas sobre cómo la inteligencia israelí había sido sorprendida de tal manera), los ciudadanos comunes y corrientes intentaron encontrarle sentido a lo que estaba sucediendo.

En Sederot, una ciudad israelí cercana a la frontera con Gaza, videos y fotografías verificados por The New York Times mostraron múltiples víctimas y la toma de rehenes civiles.

En partes de Beirut, la capital del Líbano, se celebraron los ataques contra Israel, con niños repartiendo dulces a los automovilistas que pasaban y residentes ondeando banderas palestinas y lanzando fuegos artificiales. Caravanas que ondeaban banderas de Hizbulá también atravesaron ciudades en la frontera entre Israel y el Líbano el sábado, según muestran videos publicados por los medios locales.

A última hora de la mañana, algunos combatientes palestinos de grupos armados que participaron en los ataques, incluidos Hamás y la Yihad Islámica Palestina, regresaron a Gaza y algunos residentes se congregaron para celebrarlos. Muchos elogiaron los ataques como una respuesta justa a años de ocupación israelí y al bloqueo de la Franja de Gaza por parte de Israel y Egipto.

“Esta es una gran sorpresa para nuestro pueblo en Gaza, nuestro pueblo en Cisjordania y nuestro pueblo en Jerusalén”, dijo Ahmed Amro mientras observaba a la gente saludar a los militantes que regresaban.

Al referirse a las incursiones periódicas israelíes en el recinto de la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén y al aumento del culto judío en el lugar, que es sagrado para musulmanes y judíos, añadió: “Esto fue una sorpresa para liberar la mezquita de Aqsa de las violaciones de la ocupación”.

Pero muchos otros en Gaza dijeron que temían la represalia israelí, que comenzó durante el día con extensos ataques contra ciudades de Gaza, cuyas calles estaban prácticamente vacías mientras los residentes se preparaban para un recrudecimiento. Sin embargo, los supermercados y panaderías estaban congestionados, ya que la gente acudió en masa a estos establecimientos, y a tiendas y farmacias, para abastecerse de suministros. Las escuelas suspendieron las clases en toda la Franja de Gaza y los estudiantes fueron enviados a casa. Algunos habitantes de Gaza comenzaron a refugiarse en las escuelas.

Las escuelas en Israel también estarán cerradas el domingo, anunció el Ministerio de Educación de ese país.

A lo largo del día, escenas de violencia en Israel se compartieron en redes sociales y se mostraron en televisión mientras los funcionarios israelíes pedían a los residentes que estaban cerca de Gaza que permanecieran en sus hogares. Los testigos publicaron videos en línea, verificados por The Times, en los que aparece un camión blanco conducido por Sederot y abordado por al menos siete hombres palestinos armados, que en un momento disparan contra un vehículo de la policía israelí.

Otro video verificado muestra los cuerpos ensangrentados de 10 hombres y mujeres vestidos de civil en una intersección de carreteras y dentro de vehículos acribillados a balazos en las afueras del sur de Sederot, a solo un par de kilómetros del cruce de Erez hacia Gaza. Otro muestra la toma de rehenes en un kibutz en el sur.

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Ciertos jóvenes israelíes aturdidos, algunos de ellos heridos, todavía estaban escondidos en arbustos y huertos en el sur cuando se acercaba la tarde, varados después de una fiesta en el bosque que duró toda la noche.

Uno de los asistentes a la fiesta, llamado Ortal, describió en la televisión israelí cómo vio que unos 50 hombres armados a bordo de camionetas dispararon a las personas que intentaban huir a pie, a los neumáticos de los automóviles y contra quienes estaban atrapados en el interior. Horas más tarde, muchos de los asistentes a la fiesta estaban desaparecidos. No estaba claro cuántos habían sido asesinados y cuántos pudieron haber sido secuestrados.

Las sirenas sonaron numerosas veces en el centro de la ciudad de Jerusalén, seguidas de fuertes estruendos. Al principio no estaba claro si algún cohete había impactado la ciudad o si los estallidos fueron causados por las intercepciones del sistema israelí de defensa antimisiles, Cúpula de Hierro, de los cohetes entrantes. Pero un testigo dijo que los cohetes habían impactado en las colinas boscosas en el extremo occidental de Jerusalén.

El sábado por la noche, las batallas continuas incrementaron una sensación nacional de colosal fracaso gubernamental y militar, y caos.

“Nunca había sucedido algo como esto en nuestro kibutz”, dijo a los periodistas en una breve llamada Adele Raemer, residente de Nirim, una pequeña comunidad a casi 1,6 kilómetros de la valla fronteriza de Gaza.

Al llegar la noche, Raemer aseguró que “todavía hay terroristas en nuestra comunidad”, y dijo que las tropas israelíes tardaron unas siete horas en llegar y que se estaban abriendo camino a través del kibutz, casa por casa, llevando a los residentes a un punto de reunión seguro.

“Tuvimos dos minutos para salir”, dijo y agregó que agarró algunos medicamentos de los que no puede prescindir, su billetera y sus zapatos. “Literalmente corrimos para salvar nuestras vidas”, dijo.

En Gaza, Um Mohammad Abu Jaraad, de 35 años y madre de cinco hijos, dijo que huyó de su casa con sus hijos, que gritaban por el sonido de las explosiones, sin llevarse nada consigo, y se dirigió a la casa de sus padres, más lejos, al sur de la Franja de Gaza.

“Estamos agotados. Todas las guerras son así”, dijo. “En cada guerra huimos de casa en casa”.

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