Según cálculos de los medios de comunicación, unas cinco mil personas desfilaron en Lisboa lanzando consignas de “¡Fuera el Gobierno!” y agitando banderolas que reclamaban la “dimisión inmediata” del Ejecutivo.
“Estoy harto de todos los políticos corruptos. Tengo 63 años, empecé a trabajar a los 15 y ahora no sé cuándo voy a poder jubilarme o si tendré derecho a una pensión digna”, declaró Vitor Nunes, que manifestaba en Lisboa.
Ema Camara, funcionaria del Ayuntamiento de Lisboa, expresó también su indignación y “cólera contra esta política de recortes presupuestarios” , que han acarreado una disminución de su salario.
En enero su sueldo perdió 136 euros. “Antes de la crisis yo ganaba unos un mil 300 euros mensuales y ahora gano mil euros, pese a 30 años de antigüedad”, dijo la mujer de 51 años.
“Estoy en las calles para oponerme a las alzas de impuestos y a esta política que ha empujado a la mayoría de mis amigos a emigrar”, dijo por su lado Joao Figueiredo, un ingeniero de 27 años.
A cambio de un préstamo de 78 millones de euros (unos US$105.3 millones) otorgado en el 2011 por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, Portugal se comprometió a aplicar un programa estricto de rigor presupuestario con el fin de sanear las finanzas públicas del país.