La explosión tuvo lugar cerca de los detectores de metales ubicados a la entrada de la principal estación de trenes de esa ciudad, atestada de viajeros, precisó el comunicado.
“Varias personas comenzaron a correr, pero fueron alcanzadas por la explosión. Fue escalofriante”, declaró Valentina Petrichenko, vendedora en una tienda de la estación.
El presidente ruso, Vladimir Putin, encargó a los ministros de Sanidad y de Situaciones de Emergencia, así como a las autoridades locales, tomar “todas las medidas necesarias para aportar una asistencia completa a todos los heridos en la explosión” y reforzar la seguridad de la ciudad, según un comunicado del Kremlin.
El ministro del Interior anunció por su parte el refuerzo de las medidas de seguridad en todas las estaciones y principales aeropuertos de ese país.
La Otan y la Unión Europea condenaron este ataque que “no puede tener ninguna justificación”, según el secretario general de la Otan, Anders Fogh Rasmussen.
Este ataque causó inquietudes en materia de seguridad de cara a los Juegos Olímpicos de Invierno, previstos entre el 7 y el 23 de febrero en la ciudad de Sochi, a orillas del mar Negro y cerca de la inestable región del Cáucaso Norte.
La rebelión busca instaurar un estado islamista en esa región de Rusia. Su jefe, Doku Umarov, enemigo uno del Kremlin, hizo un llamado en julio a perpetrar ataques contra los Juegos de Sochi para impedir por “todos los medios” ese acontecimiento.