Marina vive con su madre en Lesnovka, una villa en Crimea, que fue parte de Ucrania hasta que fue anexada por Rusia hace aproximadamente un año.
Cuando Marina nació, los médicos dijeron a su madre que era improbable que la pequeña sobreviviera y que debía abandonarla.
Nataliya Jodiy siguió su consejo, pero una semana después regresó al hospital para llevar a su hija a casa.
Conforme la niña creció, asistió a escuelas normales y además tomó clases de arte gráfico. “Ahora, cuando tengo una inspiración puedo recoger un lápiz y comenzar a dibujar”, dijo Marina.
Pero ahora lo que ama es cantar, y durante los últimos tres años ha estado tomando lecciones de solfeo con la esperanza de algún día cantar sobre un escenario.
“Lo que más me gusta respecto a Marina es su maravilloso carácter”, dijo su profesora de solfeo Olga Nikitinskaya.
“A pesar de la forma con la que nació, su corazón no se ha endurecido. Ella es muy amable y tan optimista; ¡ella cree tanto en el futuro!”.