Para fortuna de su campaña, Ethan ha vivido en el estado durante 14, aunque se enfrenta a un abarrotado grupo de rivales adultos en las primarias demócratas para gobernador del martes.
Su sitio web lo proclama un defensor de las familias de clase media y trabajadora, con “las ideas correctas” sobre la reforma del sistema de salud, el desarrollo económico y la educación, sin importar que todavía le faltan años para graduarse de la escuela secundaria.
Se identifica con el ala progresista del Partido Demócrata, que ha estado en permanente ascenso en Estados Unidos desde el frustrado intento por llegar a la presidencia del senador de Vermont Bernie Sanders en 2016.
“Creo que soy el candidato que mejor representa el cambio que necesitamos”, dijo en un evento televisado a principios de este mes.
Sus rivales incluyen a Christine Hallquist, candidata a convertirse en la primera gobernadora transgénero de Estados Unidos; James Ehlers, un veterano de la Marina y ambientalista; y Brenda Siegel, directora de un festival de danza.
Pero a pesar de los elogios por la “madurez” y conciencia política de Sonneborn, su campaña ha generado llamadas a los legisladores de Vermont para que cierren esa fisura legal.
“Creo que deberíamos echarle un vistazo, para ser perfectamente honestos”, dijo el gobernador republicano del estado, Phil Scott, cuando se le preguntó si pensaba que jóvenes de 14 años deberían ser elegibles.
“Creo que al menos deberías poder obtener tu licencia de conducir al momento de convertirte en gobernador”, añadió.
Scott, de 60 años, gobierna Vermont desde 2016 y se presenta a la reelección, enfrentando a Keith Stern, quien dirige una verdulería, en las primarias republicanas para gobernador del estado, también el martes.
Sonneborn se define como progresista, promotor de la sanidad universal y de la inversión social.
Este menor no puede votar, ni conducir, ni mucho menos beber alcohol, sin embargo, por los vacíos legales del estado de Vermont, ha podido presentarse como precandidato a la gobernación.
“Creo que los ciudadanos de Vermont deberían tomarme en serio porque tengo ideas progresistas prácticas. Resulta que tengo 14 años”, dijo Sonneborn en un reciente foro político.
“Creo que mi mensaje y mi plataforma trascienden la edad”, insistió el joven aspirante.
La Constitución de Vermont no tiene un requisito de edad para las personas que buscan llegar al puesto ejecutivo más alto del estado, más allá de haber vivido en él durante los cuatro años anteriores a las elecciones. Sonneborn cumple los requisitos.
Así, la Carta Magna del estado, aprobada hace más de 225 años, fue suficiente para alentar al precoz político a recoger las firmas necesarias para poder presentarse a las primarias.
Sonneborn, quien se enfrentará también hoy a la primera aspirante transexual a la gobernación de un estado en todo el país, asegura que siempre le ha fascinado la idea de construir coaliciones y confesó que la decisión de presentarse al cargo surgió de su frustración con la política estatal y nacional.
El adolescente supo que era legalmente apto y luego decidió postularse como reacción visceral a los enfrentamientos en Charlottesville (Virginia) hace un año, donde durante unos disturbios en una manifestación de supremacistas blancos falleció una joven de 32 años.
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