Jagland añadió que las tres premiadas “ofrecían un sentido concreto al proverbio chino según el cual las mujeres sostienen la mitad del cielo”.
A pesar de la heterogeneidad del trío de premiadas, Jagland destacó que las tres eran ejemplo de mujeres que se recusaron a ser relegadas al rol de víctimas y, en cambio, adoptaron una acción decisiva para poner fin a las guerras y promover la paz, la democracia y los derechos humanos.
Se trata de la primera vez en la historia del Nobel que el premio de la Paz es otorgado a tres mujeres. Sirleaf, Gbowee y Karman vestían ropas típicas de sus países, que en el caso de la periodista yemení incluía un hijab multicolorido.