La pequeña, identificada como Dianis Tapia, se convirtió así en la víctima mortal número 33 del incendio de un bus el domingo 18 de mayo en la localidad de Fundación, en el norte de Colombia.
El día del accidente ya habían muerto calcinados 31 menores, en el incendio que se desató luego de que el conductor del bus -quien no tenía licencia- intentara encender el vehículo varado inyectándole directamente gasolina en el carburador.
Aparte de Tapia, otro niño de siete años murió el pasado jueves por la gravedad de sus quemaduras, también en Barranquilla.
En el mismo hospital de la ciudad caribeña, permanece ingresado un niño de cinco años que resultó igualmente herido en el accidente y que se encuentra “en estado crítico pero estable“, según Martínez.
El conductor del bus está detenido y la fiscalía pidió para él, así como para el pastor evangélico que lo contrató para llevar a los niños al servicio religioso dominical, la pena máxima de 60 años de cárcel.
La mayoría de los cuerpos de los niños muertos están siendo sometidos a un proceso de identificación genética por autoridades forenses, también en Barranquilla.
Un procedimiento que se espera culmine entre este lunes y martes, para que los familiares puedan organizar esta misma semana un sepelio colectivo en Fundación.