La lluvia gélida comenzó a caer el jueves en la tarde sobre carreteras y líneas de tensión, debido a lo cual para este viernes un cuarto de millón de clientes carecían de electricidad.
Las escuelas cancelaron clases el día anterior, muchos negocios dieron el día libre a sus trabajadores, y aceras y caminos se veían vacíos.
Arropado contra el frío, Matthew Johnson fue una de las pocas personas que se atrevió a desafiar el mal clima del viernes.
“Vamos a pasear al perro y divertirnos afuera, supongo”, dijo Johnson, cerca de su casa en el suburbio de Richardson, en las afueras de Dallas. Los habitantes de Texas aún recuerdan el invierno de hace dos años, cuando numerosos visitantes quedaron varados en carreteras intransitables debido a la reacción inadecuada de las autoridades a una tormenta que azotó la región.
En esta ocasión, se movilizó a todo el norte de Texas antes de que comenzara, según los pronósticos, la caída de un centímetro (media pulgada) de lluvia engelante.
Se prevé que persistirán las temperaturas abajo del punto de congelación cuando pase la lluvia, lo cual implica que los habitantes lidiarán el fin de semana con caminos cubiertos de hielo.
En una tienda Home Depot en Dallas se agotaban las existencias de leña y anticongelante.
“Se parece a la jornada del Viernes Negro (de mayores ventas en Estados Unidos en el fin de año)”, dijo el gerente de la tienda, James McGilberry, “pero creo que lo llamaremos el Viernes Gélido”.
Cuadrillas de trabajadores depositaban sin parar arena en las carreteras en tanto que la empresa eléctrica Oncor informó que 250 mil clientes se habían quedado sin electricidad en el área de Dallas, donde las temperaturas habían descendido a menos 6.6 grados centígrados (20 grados Fahrenheit) y poca nieve había caído en algunos lugares.
Debido al mal clima fueron cancelados más de mil pasajes en el aeropuerto internacional Dallas-Fort Worth, uno de los de mayor tránsito aéreo en Estados Unidos y centro importante de American Airlines, con sede en Fort Worth.
Muchos viajeros estaban varados a la espera de tomar otro vuelo que los lleve a su destino.