Internacional

ONU recuerda que casi 200 mil personas mueren cada año por consumo de drogas

El director ejecutivo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito  (ONUDD) , Yuri Fedotov, recordó el lunes que casi 200 mil personas mueren cada año por el consumo de narcóticos ilegales.

“Casi 200 mil personas pierden su vida cada año por sobredosis o por otros problemas médicos relacionados con las drogas” , declaró el lunes Fedotov al inicio de la Comisión de Estupefacientes de la ONU.

En esta reunión en Viena participan ministros y altos cargos de 53 países, así como numerosos organismos internacionales, con el objetivo de consensuar una posición antes de la próxima sesión especial sobre drogas de la Asamblea General, que se celebrará del 19 al 21 de abril y es el primer encuentro de este tipo en casi dos décadas.

Fedotov recordó que en el mundo hay 27 millones de drogodependientes con problemas graves de salud, de los cuales 12 millones utilizan drogas inyectables como la heroína.

El diplomático ruso también subrayó que el tráfico de drogas y los enormes ingresos que genera son un gran problema en numerosas regiones del planeta, entre ellas, América Central.

Fedotov alertó de los crecientes lazos entre “grupos del crimen organizado y la violencia extremista y terrorista, beneficiados por el tráfico ilícito de drogas” .

El experto lamentó que programas de prevención, tratamiento y rehabilitación de consumidores sean muy escasos en muchos países, y solicitó aplicar medidas basadas en el respeto a los derechos humanos.

Destacó que hay alternativas al encarcelamiento por delitos menores, como la posesión de droga para consumo personal, y animó a aplicar programas de prevención y reinserción social.

Con esa medida se evitaría que “individuos vulnerables en prisión fueran reclutados por criminales o incluso terroristas” , indicó Fedotov.

El responsable de la ONU también destacó que la aplicación de la pena de muerte en delitos relacionados con las drogas no está “ni en la letra ni en el espíritu de las convenciones internacionales sobre drogas” .


Numerosas organizaciones no gubernamentales, como Harm Reduction International, se han mostrado críticas con el actual enfoque antidrogas y piden revisarlo en la próxima reunión de la Asamblea General en abril.

Según un reciente informe de esa organización, cada año se invierten en el mundo cien mil millones de dólares en enfoques represivos en materia de drogas y el 83 % de los delitos relacionados con las drogas son la posesión de pequeñas cantidades de estupefacientes.

Pese a los esfuerzos internacionales el número de consumidores de drogas ha aumentado en casi un 20 %, desde los 206 millones del 2006 a los 246 millones en el 013, según recuerda esa organización usando los propios datos de la ONU.

Oenegés critican cortapisas

 Unas 200 oenegés, entre ellas numerosas de América Latina, criticaron hoy que los debates sobre drogas, antes de una crucial Asamblea General de la ONU dedicada a la materia, no están siendo tan abiertos como debieran.

La Comisión de Estupefacientes de la ONU comenzó hoy en Viena una reunión para preparar el periodo especial de sesiones de la Asamblea General, del 19 al 21 de abril, el primero dedicado en exclusiva a las drogas en dos décadas y que puede marcar el futuro de la lucha contra los narcóticos.

Las oenegé recuerdan que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, solicitó “un debate abierto y de gran envergadura, que considere todas las opciones disponibles”, lo que a su juicio no está sucediendo.

Las oenegé, en un comunicado, señalan que no se han abordado “las devastadoras consecuencias”  de la actual estrategia, cuando las drogas ahora “están más disponibles y son más baratas que nunca” .

La actual política antidrogas ha llevado, sostienen, a abusos de los derechos humanos, estigmatizar a los drogodependientes y a una oleada de violencia, corrupción y asesinatos relacionados con el narcotráfico.

“Al no abordar una crítica significativa, ni plantear ideas o formulaciones nuevas”, señalan las oenegé, se corre el riesgo de que el debate se convierta “en una costosa reafirmación de acuerdos y convenciones previos” .

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