Se trata de las primeras conversaciones entre miembros de la oposición -sobre todo representantes del Comité de Coordinación Nacional para las Fuerzas del Cambio Democrático (CCND) y de los kurdos- y responsables del régimen desde el fracaso de las negociaciones de Ginebra, en febrero de 2014.
Sin embargo, según un participante opositor, las ambiciones de los reunidos son modestas, debido a la ausencia de la Coalición Nacional, basada en Estambul y considerada por la comunidad internacional como la principal fuerza de la oposición siria, que excluyó su participación al juzgar que las conversaciones deberían tener lugar bajo la égida de la ONU, en un país “neutral”, y no en Rusia, firme apoyo del régimen de Damasco.
Entre las prioridades de la oposición presente en Moscú está el cese de los bombardeos, la liberación de prisioneros políticos, “prioritariamente de mujeres y niños”, o la aplicación de “mecanismos para hacer llegar la ayuda humanitaria”.
Para evitar caer en el mismo error que en Ginebra “no abordaremos de entrada la cuestión de un gobierno de transición”, afirmó bajo el anonimato el participante de la oposición, cuyos representantes se reunieron lunes y martes en Moscú para preparar la cita.
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, se entrevistará este miércoles con los participantes, quienes volverán a reunirse el jueves. Para Lavrov, no se trata de “negociaciones”, sino más bien de “conversaciones antes de negociaciones”.
En una entrevista publicada el lunes en la revista Foreign Affairs, Asad mostró su apoyo a las conversaciones pero también previno que no “son una negociación para una solución (al conflicto). Son solamente preparativos para una conferencia”. “Vamos a hablar con todo el mundo. Pero hay que pedir a cada uno de (los opositores): ¿A quiénes representáis?”, agregó, fustigando “las marionetas de Catar, Arabia Saudí o de cualquier país occidental”.
Las conversaciones tienen lugar cuando la irrupción del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria obligó a reorientar la estrategia de los occidentales, que ahora apenas reclaman la partida inmediata de Asad y se concentran en bombardear por aire las posiciones del grupo.
Por su parte, Washington declaró recientemente apoyar “todo esfuerzo” que pueda llevar a “obtener una solución duradera al conflicto”. Para los analistas, al acoger a emisarios del régimen y a opositores, Moscú persigue un doble objetivo: presentarse como un mediador fiable y sobre todo, legitimar a Asad.