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Pablo Escobar: el “unicornio”, canchas, viviendas y otros excéntricos regalos que el narco hacía para Navidad

De acuerdo con testimonios, la Navidad era una de las fiestas más importantes para uno de los criminales más grandes de la historia.

Pablo Escobar

Pablo Escobar expandió su poderío a varios países latinoamericanos a través del tráfico de droga. (Foto: EFE)

De acuerdo con allegados a uno de los más grandes capos de la historia, para el colombiano Pablo Escobar Gaviria no había festividad más grande que la de Navidad.

Es por esa razón que, como lo recuerda el diario colombiano El Tiempo, había algunas excentricidades que practicaba durante ese tiempo de celebración.

Uno de los rituales que cumplía y al que obligaba a cumplir a quienes estaban dentro de su círculo era el rezo al Niño de Atocha, uno de los íconos de la fe en varios pueblos americanos.

A decir del diario, los rezos del narcotraficante iban encaminados a que la Oficina Antidrogas de EE. UU. (DEA) no lo encontrara o que el Niño lo librara de sus enemigos.

En cuanto a los regalos que Escobar les hacía a sus familiares y allegados, destaca el famoso paquetito que les entregaba “para que el año nuevo nos los tomara desprevenidos”.

En una ocasión, una sobrina del narcotraficante reveló que entregaba “una bolsita roja, de terciopelo, con un cordoncito dorado, y dentro de ella hay cinco elementos: salud, abundancia, prosperidad, amor y gratitud”, según recuerda el diario.

De los regalos colectivos más notorios, está la ocasión en que mandó construir decenas de viviendas para gente necesitada y regaló arbolitos de Navidad para todas las familias.

Se calcula que construyó al menos 50 canchas de futbol en la región, las cuales entregaba en Navidad a los jóvenes junto con otros muchos regalos.

Este tipo de obras llevaron a que la gente viera en uno de los criminales más grandes de la historia a un Robin Hood.

Sin embargo, quienes compartieron con él aseguran que nunca dejó de entregar presentes a su familia durante las Navidades.

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Es célebre la leyenda de que en una Navidad le regaló “un unicornio” a su hija Manuela.

Se trataba de una yegua a la que mandó colocar un cuerno en la frente y alas confeccionadas en papel, lo que hizo que el animal muriera días después por las heridas causadas por las incrustaciones, aunque la viuda de Escobar, Victoria Henao, negó más tarde tal historia.