“Estamos tranquilos”, señaló Gabriel López, un trabajador en el área de mantenimiento del hotel Las Hadas de Manzanillo. “No sabemos qué rumbo vaya a tomar (la tormenta), se supone que viene para acá… Si hay alguna contingencia acomodamos a la gente. Hay salones no expuestos a viento, a cristales”.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos advirtió que se deben acelerar los preparativos, e indicó que la tormenta podría causar inundaciones en la costa y crecidas repentinas. “Este es un huracán extremadamente peligroso y potencialmente catastrófico” , subrayó Dennis Feltgen, meteorólogo del centro.
Luz Adriana Limón Rojas, oficial operativo del Sistema de Protección Civil estatal en Manzanillo, declaró que la región ha tenido problemas de drenaje durante las tormentas. “Han venido los presidentes de colonia por sacos para rellenarlos con arena”, dijo Limón.
El gobierno federal declaró estado de emergencia para 56 municipios que se encuentran en la trayectoria prevista del meteoro en los estados de Colima, Nayarit y Jalisco.
Para el jueves por la noche, los vientos máximos sostenidos de Patricia habían aumentado a 260 kph (160 mph) —una tormenta de categoría 5, la máxima designación en la escala Saffir-Simpson usada para cuantificar la fuerza del viento de un huracán.
El vórtice del ciclón se ubica a unos 320 kilómetros (200 millas) al sur-suroeste del puerto de Manzanillo, y avanza con dirección noroeste a 20 kph (13 mph) en un camino previsto para tocar tierra entre Manzanillo y Puerto Vallarta durante el viernes por la tarde o noche.