Los manifestantes llegaron a detener un autobús que transportaba aficionados al estadio y bloquearon varias calles, prendiendo fuego a depósitos de basura para cortar el tránsito.
La protesta se disolvió, pero luego un grupo de manifestantes con el rostro cubierto volvió al centro de la ciudad y empezaron a hacer destrozos en algunas entidades bancarias. La policía utilizó balas de goma para dispersarlos.
Al noreste, en Natal, donde Estados Unidos jugaba con Ghana, alrededor de 300 activistas realizaron una protesta en contra del gasto público en la Copa Mundial y contra la visita del vicepresidente de estadounidense, Joe Biden, a esa ciudad, para ver el partido, en el inicio de una gira por cuatro países de Latinoamérica.
Un grupo de manifestantes bloqueó brevemente una calle pero la situación fue resuelta sin violencia.
Brasil fue golpeada por una ola de protestas en el año previo a la Copa Mundial, en medio de una desaceleración económica, acusaciones de corrupción y un presupuesto récord de 11 mil millones para el torneo, con voces que pedían destinar esos recursos a mejoras en salud, educación y transporte.
Las manifestaciones perdieron intensidad y recientes protestas han tenido mucho menor convocatoria que en junio del 2013, cuando un millón de personas salió a las calles durante la Copa Confederaciones, una especie de antesala de la Copa del Mundo.