La presidenta brasileña recibió a su par chilena en el palacio presidencial de Planalto en la capital, poco antes de viajar a Sao Paulo donde ambas participarán del juego de apertura de la Copa del Mundo que enfrentará a Brasil y Croacia.
El acuerdo coincide con los cincuenta años del golpe que dio origen a 21 años de dictadura en Brasil (1964-85), y los trabajos de una Comisión de la Verdad que debe concluir la investigación de ese período en Brasil a final de este año. Brasil es el único país del cono sur que no ha juzgado a los represores, amparados por una ley de amnistía.
Ese intercambio de informaciones es significativo ya que las feroces dictaduras del Cono Sur colaboraron en la represión a los disidentes políticos de otros países, en la llamada Operación Cóndor.
Además, “hubo muchos brasileños que se exiliaron en Chile, y que tras el golpe de 1973 fueron mantenidos presos en el Estadio Nacional; hubo torturadores brasileños que fueron enviados para capturar a esos brasileños que habían encontrado refugio en mi país”, explicó el canciller chileno, Heraldo Muñoz, en abril durante una visita a Brasil.
Rousseff, ex guerrillera en la dictadura, sufrió cárcel y tortura. Bachelet, socialista e hija de un piloto de la fuerza aérea -leal al presidente Salvador Allende- que falleció tras torturas luego del golpe de estado del general Augusto Pinochet, sufrió detención en un centro de torturas.
Las dos presidentas se reunieron brevemente y no hablaron con la prensa. En un clima pre-Mundial, Rousseff llevaba una camiseta verde con los colores de Brasil.
Durante la visita de Bachelet, la Confederación Nacional de la Industria brasileña y la Sociedad de Fomento Fabril chilena suscribieron un acuerdo para impulsar proyectos que amplíen la relación comercial, mejoren las infraestructuras y reduzcan los costos del transporte.
Los empresarios brasileños declararon interés en la Alianza del Pacífico que une a Chile, Colombia, México y Perú, y pidieron participar como observadores en su próxima reunión empresarial.