El centro de los cambios es el compromiso presidencial de poner fin a la recolección de metadatos telefónicos que detallen la duración y destino de llamadas, aunque no su contenido.
Además, adelantó que a partir de ahora los agentes de la NSA deberán pedir permiso a una corte para tener acceso a los datos de una persona de interés especial.
“Ordené una transición que eliminará al programa de recolección de metadatos como existe actualmente, la Sección 215, y establecer un mecanismo que preserve las capacidades que tenemos sin que el Gobierno mantenga esos metadatos”, agregó Obama.
“A los amigos no”
“He dejado claro a la comunidad de inteligencia que, a menos que haya un claro propósito de seguridad nacional, no vamos a monitorear las comunicaciones de jefes de Estado y de gobierno entre nuestros más próximos amigos y aliados”, señaló Obama.
Las interceptaciones se extendieron a teléfonos personales de líderes considerados aliados, como la jefa del gobierno alemán, Ángela Merkel, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Pero Obama advirtió de que “nuestras agencias de inteligencia continuarán recolectando información sobre las intenciones de los gobiernos alrededor del mundo”, como lo hacen todos los demás países.
Los grupos de defensa de las libertades señalaron que el anuncio de Obama alivia solo en parte las preocupaciones sobre la privacidad.
“El pueblo estadounidense no debe esperar que el zorro proteja al gallinero”, dijo el senador republicano Rand Paul.