Rato, exministro de Economía de 67 años de edad, entró con una cartera en la mano y sin decir nada en el anexo de la Audiencia Nacional, la máxima instancia penal española, donde se desarrollará el macrojuicio contra él y otros 64 acusados hasta diciembre.
En un caso conocido en España como el de las “tarjetas black”, Rato está imputado junto con otros 64 exdirectivos del banco Caja Madrid y de su entidad sucesora Bankia, surgida en el 2011 de la fusión de siete cajas de ahorros.
Se les acusa de la “apropiación indebida” de más de 12 millones de euros (US$13 millones) entre el 2003 y el 2012, mediante el uso de tarjetas bancarias opacas con las que sufragaron sin límite ni control fiscal cuantiosos gastos personales.
La publicación del detalle de esos gastos –joyas, bolsos Louis Vuitton, fiestas en discotecas, viajes– causó sonrojo en una España sometida a una política de austeridad tras el inicio de la crisis económica en el 2008.
Rato, antaño una estrella del conservador Partido Popular (PP), actualmente en el poder, fue el ministro de Economía del conservador José María Aznar de 1996 a el 2004, y dirigió el Fondo Monetario Internacional desde ese año hasta el 2007.
Su carrera como banquero apenas duró dos años, del 2010 al 2012, pero desembocó en el peor escándalo bancario de la historia de ese país.
La entrada en bolsa de Bankia fue un auténtico desastre, y en el 2011 tuvo que ser nacionalizada y precipitó un rescate europeo del sector bancario español, por más de 41 mil millones de euros (US43 mil millones).
Indignación popular
Según la fiscalía Rato mantuvo en el 2010 “el sistema corrupto” establecido por su predecesor al frente de Caja Madrid, Miguel Blesa, y luego lo reprodujo en Bankia.
Con su tarjeta, Rato está acusado de haber gastado en dos años US$100 mil, que reembolsó antes del juicio. La fiscalía pide contra él cuatro años y medio de cárcel y el reembolso de US$2.9 millones, monto total de los gastos de las “tarjetas black” por él y los demás acusados.
También en el banquillo figuran numerosos miembros del Partido Popular, del que fue expulsado Rato, y personalidades de sindicatos y de partidos de izquierda. Un representante del partido Izquierda Unida, por ejemplo, está acusado de haber gastado 456 mil 500 euros con su “tarjeta black”.
La fiscalía pide por otro lado seis años de cárcel contra Blesa, excompañero de estudios de Aznar, que lo hizo nombrar al frente de Caja Madrid.
Blesa, ex inspector de Hacienda, no declaró a la administración fiscal ni un solo euro de los 436 mil que gastó con su tarjeta opaca en siete años.
“Blesa ganaba unos 3.5 millones de euros al año y además tenía una tarjetita para robar todo lo que quería!”, dijo un taxista jubilado, Antonio Hernández, protestando como muchos otros ahorristas y accionistas ante la puerta del tribunal.
“¡Y a nosotros nos han robado la salud y el alma!”, añade este pensionista, que como miles de personas perdió la mayor parte de sus 36 mil euros ahorrados en un producto bancario tóxico recomendado por Caja Madrid a sus clientes.
Rato está procesado en dos casos más: uno por presunto fraude en la salida a bolsa de Bankia, que no habría informado debidamente de sus condiciones financieras, y otro por presunto blanqueo de dinero a través de la compra de un hotel en Berlín.