El marido no siguió la recomendación y el trágico día, Simpson se levantó a las 4 de la madrugada, se puso una linterna con un cinto en la cabeza, abrió la caja de seguridad donde estaban las armas y emboscó a su esposo, su hija de 7 años y su niño de 5 mientras dormían.
La mujer de 38 años dijo que trató de quitarse la vida pero cargó las balas equivocadas en el arma. Contó luego a un psiquiatra que pensó que toda la familia reencarnaría en un mundo mejor.
El jueves terminaron cuatro días de testimonios en el juicio de Simpson por asesinato. Fue sentenciada a cadena perpetua.
Los jurados rechazaron el argumento de los abogados defensores de que ella no podía distinguir el bien del mal y que no debería ser declarada culpable por enfermedad mental.
Simpson se mostró imperturbable y dijo “adiós” a sus familiares mientras era retirada de la sala del tribunal. Los psiquiatras dijeron que está siendo medicada para tratar su desorden bipolar y otras afecciones.
El caso es otro ejemplo de la intersección de armas y enfermedades mentales en un país que debate ambos temas.
Un mes antes de los asesinatos ocurridos en este condado de 120 mil habitantes, los mismos fiscales, abogados de defensa e incluso los psicólogos estuvieron en la misma corte. Susan Hendricks, una mujer con personalidades múltiples se declaró culpable pero enferma mental y recibió una sentencia de cadena perpetua por matar a sus dos hijos adultos, su exesposo y su madrastra.
Hendricks mató a su familia para cobrar el seguro de vida de US$700 mil, dijeron fiscales. Su abogado dijo que ella tenía una enfermedad mental que empeoró por el abuso que sufrió de niña por parte de sus dos padres.
El mismo abogado público, John Mauldin, está representando a Simpson.
“Tenemos que dejar de dar la espalda a las enfermedades mentales”, dijo el jueves durante la presentación de sus argumentos de cierre. “Tenemos que comenzar con algo”.
Simpson disparó seis veces contra su esposo en mayo de 2013. Él sobrevivió pero tiene que usar una silla de ruedas y no puede retener información a corto plazo y tiene otros problemas cerebrales.
Simpson disparo cinco veces contra su hija y cuatro contra su hijo, testificaron investigadores. Les disparó a todos en la cabeza.