“Un hombre que mató a un perro no pudo encontrar carne para comer en su cuerpo, porque hasta los perros se están muriendo de hambre”, dijo a través de Skype.
Yarmuk nació como un campamento de refugiados palestinos y se convirtió generaciones después en un concurrido barrio comercial y residencial, en el que convivían sirios y palestinos.
Cuando la guerra llegó a Damasco, en el verano de 2012, miles de personas de otras partes de la capital siria huyeron a Yarmuk, que acabó siendo también una zona de guerra con la llegada de miembros de la rebelión, a los que se les unieron algunos palestinos.
En junio de 2013 el Ejército impuso un bloqueo total de Yarmuk. La mayoría de los residentes habían huido, pero quedaban 18 mil civiles, según datos de Naciones Unidas. Siete meses después, los precios de las medicinas y los alimentos se han disparado y un kilo (2.2 libras) de arroz puede alcanzar los 100 dólares, según los residentes.
“La situación es tan desesperante que las mujeres venden su cuerpo a los hombres que almacenaron comida antes de que se impusiera el asedio”, explicó Alí. La escasez de alimentos ha provocado la muerte de 78 personas, 61 de ellas en los últimos tres meses, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Leche en polvo y vacunas
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (UNRWA), encargada de cubrir las necesidades de los refugiados palestinos, sólo ha podido enviar dos convoyes al interior del campamento en los últimos meses.
La ayuda enviada, entre la que hay “leche en polvo para los bebés, vacunas de la polio para los niños y alimentos”, es “escandalosamente inadecuada para cubrir las serias necesidades de estos civiles”, dijo Chris Gunness, portavoz de la UNRWA.
El Gobierno sirio aseguró el pasado 18 de enero que facilitaría la llegada de ayuda humanitaria, pero la UNRWA “está extremadamente decepcionada porque las garantías dadas por las autoridades no han sido respaldadas por acciones sobre el terreno”, dijo Gunnes.
Anuar Raja, portavoz del Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG), que apoya al régimen sirio, culpó a los rebeldes de la situación del campamento.
“Había un acuerdo para que los palestinos armados en el campamento presionaran a los no palestinos armados para que se fueran”, dijo Raja, en referencia a los rebeldes.
Por su parte, Wisam Sbaaneh, miembro de la Fundación Palestina Jafra, culpó al FPLP-CG y el Ejército. “La gente pide leche en polvo para los niños y vacunas. ¿Para qué van a querer los combatientes la leche en polvo?”, se preguntó Sbaaneh, burlándose de una declaración de la FPLP-CG asegurando que los civiles eran “rehenes” de la oposición armada.
El director del OSDH, Rami Abdel Rahman, insistió en la necesidad de levantar por completo el asedio. “Se hace que los civiles sufran inanición para forzarlos a volverse contra los rebeldes. Asediar zonas en las que hay civiles es un crimen de guerra”, declaró.