La altanera exestrella televisiva de gran jopo dorado y sin ninguna experiencia política, que sucedió en las riendas de la primera potencia mundial al demócrata Barack Obama, prometió poner siempre a “Estados Unidos en primer lugar” en su discurso inaugural, cuyo inicio coincidió con una llovizna.
Trump, que quiere deportar entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles y construir un muro en los 3.200 km de frontera con México, también enumeró en su discurso “dos reglas simples: compre estadounidense y contrate estadounidenses” . Fue aplaudido a rabiar varias veces por miles de simpatizantes llegados de todo el país.
Discurso que inquieta
El discurso de investidura de Trump aumentó el desasosiego que ya sienten algunos inmigrantes desde que el magnate inmobiliario ganó las elecciones.
Algunos hispanos, como la mexicana Alma Reyes, dijeron sentir inquietud tras escuchar palabras que les recordaron a las dichas durante la campaña electoral, en que Trump habló de deportar a inmigrantes sin autorización y fue criticado por lo que muchos consideraron una retórica discriminatoria hacia minorías.
“Lo que más me atemoriza es lo que dijo que dará empleos a los estadounidenses. Entonces él piensa que se los quitamos”, comentó Reyes, de 55 años, y quien dijo que escuchó el discurso en una radio mientras limpiaba apartamentos en Manhattan.
Contemplando a la multitud en el National Mall de Washington, Trump prometió alentar un “nuevo orgullo nacional” y proteger las fronteras de Estados Unidos, además de favorecer el proteccionismo comercial. También dijo que cada decisión sobre impuestos, inmigración o relaciones internacionales “se tomará para beneficio de los trabajadores estadounidenses y las familias estadounidenses”.
En Brooklyn, Norberta Díaz dijo que pudo ver el discurso en el televisor del comedor de los almacenes de la cadena de tiendas de ropa Marshalls, donde trabaja.
“Me sentí como una intrusa escuchándolo”, explicó en referencia al tono aislacionista de Trump. “Lo escuché con tristeza. Fue un discurso muy diferente a los de (el ex presidente Barack) Obama, que nos abría las puertas”.
En Miami, Natalia Jaramillo, una inmigrante colombiana de 39 años que llegó a Estados Unidos en 2008 y es ciudadana desde 2016, dijo que no pudo terminar de ver el discurso por el miedo que le provocó.
“Me dio pavor escuchar un líder hablando de esa manera. Me da miedo porque siento que esa idea de nación no me incluye a mí”, expresó Jaramillo. “(Trump) está prometiendo un patriotismo y un nacionalismo identificado con grupos blancos, que no va a unir a un país sino dividirlo más”.
La investidura de Trump atrajo a una gran multitud a la capital que celebró la llegada del nuevo presidente, pero también provocó el rechazo de muchos otros. Más de 60 legisladores se negaron a asistir a la ceremonia a la sombra del Capitolio.
En Nueva York, César, un guatemalteco de 33 años que prefiere no dar su apellido, escuchó a Trump a través de su teléfono móvil.
“Es difícil ver que esto se hizo realidad”, dijo después de verlo. “Hay miedo a las redadas y podemos pensar que esto nos va afectar personalmente y a la comunidad.”
César cuenta con un permiso de trabajo gracias a un programa que implementó el ex presidente Obama para ayudar a jóvenes como él que fueron traídos al país ilegalmente por familiares cuando eran niños. El guatemalteco tenía 11 años cuando llegó. Trump prometió eliminar el programa durante su campaña electoral aunque después de ganar elecciones dijo que haría algo por estos jóvenes, conocidos como “dreamers”.
El nuevo mandatario no mencionó a México en su discurso ni el muro que prometió construir en la frontera con ese país.