Más de 20 millones de electores están convocados a votar en un país devastado desde hace meses por una espiral de violencia que el Gobierno no logra controlar.
Desde enero último, unos 20 iraquíes murieron diariamente en ataques. Las fuerzas de seguridad, que son blancos regulares de esta violencia, parecen incapaces de poner fin al baño de sangre.
Las autoridades decretaron cinco días de asueto, del domingo al jueves, y hay vigilancia en los centros electorales.