Sánchez, fundadora de los medios digitales Generación Y y 14 y medio, que con muchas dificultades se difunden en Cuba, está en Guatemala, donde participa en una serie de actividades académicas en la Universidad Francisco Marroquín.
La periodista compartió con Prensa Libre su experiencia como periodista independiente en su país, donde asegura que la esperanza en el sistema se ha perdido y que eso llevará a un desvanecimiento del régimen castrista.
¿Qué amenazas ve para América Latina?
Que nos volvamos cínicos y nos acostumbremos al dolor y a la muerte y que nos hagamos insensibles de tanto experimentar las amenazas.
También es un peligro el condicionamiento del poder económico, como cuando un periodista obvia los daños ecológicos de una transnacional; en ese momento contribuimos a asesinar al periodismo.
¿Los modelos políticos de izquierda como el cubano están finalizando?
La gente está muy molesta y tiene razón, han descubierto que detrás de los colores, si son de izquierda, comunistas o sindicalistas, se esconde un populismo corrupto que fomenta el clientelismo.
Demagogos que después exigen fidelidad a cambio de subsidios, prebendas y programa sociales.
Es saludable y sano cambiar. El problema es cuando las alineaciones de la izquierda o de la derecha esconden el viejo problema del caudillismo latinoamericano y muestran la vieja enfermedad del abuso de poder, y esa parte de nuestro código genético tan nefasta de que necesitamos padres y no presidentes.
¿Cómo ve la situación del periodismo en América Latina?
He tenido contacto con colegas de esta parte del mundo que corren riesgos para su vida, como en México, y que han tenido que huir. El periodismo es una de las profesiones más peligrosas de Latinoamérica. Molestamos al poder, ya sea carteles, gobiernos o monopolios, y no hay defensas para el periodista.
¿Cómo ve el caso de Guatemala y el rol que ha representado la Prensa?
El caso de Guatemala y la participación protagónica de la Prensa en el destape de corrupción que llevaron a la cárcel al expresidente Otto Pérez Molina y a su vicepresidenta Roxana Baldetti es un ejemplo de cómo la Prensa puede intervenir afortunadamente.
Es una situación donde la Prensa aporta y eso no genera una revuelta ni un baño de sangre, sino un llamado a la institucionalidad. Es un ejemplo esperanzador. Falta mucho y habrá muchas críticas, pero eso está bien, porque la Prensa debe estar sometida al escrutinio.
¿Qué tanta influencia deben tener en el periodismo las redes sociales?
Toda, pero con cautela. Las redes sociales nos hacen dar clic, copiar y pegar sin comprobar. Que la tecnología no nos quite el ADN, que es investigar, ir a los lugares, oler, tocar y experimentar.
Seguirá en Cuba
Pese a las dificultades que enfrenta para su labor periodística, Yoani Sánchez afirma que no concibe la vida fuera de Cuba.
“No me gusta que un hombre o un partido en el poder decida quién debe vivir o no en la nación que nos pertenece a todos. Soy cubana y me parece un abuso de poder tremendo que un partido se apropie del nombre de la nación y condene a sus críticos al exilio y la migración”, afirma.
Sánchez narra los problemas que enfrenta día a día para trabajar en un país en donde los periodistas tienen que ser reconocidos por el Gobierno.
“Estamos hablando de un país en donde desde hace casi seis décadas se empezó a instaurar un sistema totalitario. Los periodistas que no aceptamos condiciones nos lanzamos a un mundo muy precario y de ilegalización. Ser periodista independiente es ilegal, y el Gobierno entiende la información como traición”, cuenta Sánchez.
La periodista comenta que el trabajo que más satisfacción le ha dejado fue una serie de publicaciones que hizo en las redes sociales sobre las 20 negativas de viaje que recibió.
“Me dediqué a contar el calvario de lo que pasa el cubano común para salir del país”, expuso Sánchez.
Después de las publicaciones, en enero del 2013, el Gobierno hizo una reforma migratoria que flexibilizó el sistema.
Medios digitales
Sánchez cuenta lo dificultoso que es para los cubanos acceder a sus medios digitales Generación Y y 14 y medio, donde difunde información que no le simpatiza al régimen.
El ser uno de los países con peor acceso a internet y los bajos salarios que devengan los cubanos también son serios obstáculos.
Alguien que desee leer sus publicaciones debe ingeniárselas para hallar una zona de internet. Según Sánchez, los cubanos se las ingenian para “burlar la censura” y acceder a páginas restringidas.
También considera la represión como el mayor problema que afrontan los periodistas independientes en Cuba.
“La Policía amenaza a personas que colaboran con nosotros. Entonces, cuando recibes una citación y te dicen que si sigues haciendo ese periodismo puedes meterte a prisión y tu familia puede ir a prisión, pues es muy paralizante”, puntualiza.