A unos pasos de Demi, que aprovecha el calor de la sobremesa para estirarse plácidamente a la sombra, está Margo, una sonriente consultora de una multinacional que hace cinco años que comparte su vida con esta perra que nunca deja de mover la cola.
Desde hace dos, ambas participan en el programa de voluntariado con perros terapéuticos de la ONG St. John Ambulance, que lleva funcionando más de 20 años en Canadá y ya cuenta con 3 mil voluntarios.
Los candidatos deben ser mayores de un año y pasar un proceso de selección en el que se evalúa su capacidad para adaptarse a entornos y personas desconocidas.
“Los perros ven tu interior. Ellos no juzgan y no discriminan si el atleta ha ganado una medalla de oro o si ha sido el último. Sea como sea ellos van a estar igual de contentos”, cuenta Margo mientras una trabajadora de la Villa se acerca a acariciar a Demi.