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Caricias contra el estrés en los Panamericanos de Toronto

Demi tiene 9 años, el pelo negro y unos plácidos ojos marrones. Nada le gusta más que conocer gente nueva, compartir con ellos su energía sin límites y, de paso, echar una mano a quien lo necesita. Ella sabe quiénes son, y en la Villa de los atletas de Toronto esta Retriever no se guarda ningún abrazo.

Por primera vez en un gran evento deportivo, 125 perros terapéuticos están presentes en todas las sedes panamericanas para ayudar a los atletas a relajarse y cortar unos minutos con el estrés competitivo a base de caricias peludas.

A unos pasos de Demi, que aprovecha el calor de la sobremesa para estirarse plácidamente a la sombra, está Margo, una sonriente consultora de una multinacional que hace cinco años que comparte su vida con esta perra que nunca deja de mover la cola.

Desde hace dos, ambas participan en el programa de voluntariado con perros terapéuticos de la ONG St. John Ambulance, que lleva funcionando más de 20 años en Canadá y ya cuenta con 3 mil voluntarios.

 

Los candidatos deben ser mayores de un año y pasar un proceso de selección en el que se evalúa su capacidad para adaptarse a entornos y personas desconocidas.

“Los perros ven tu interior. Ellos no juzgan y no discriminan si el atleta ha ganado una medalla de oro o si ha sido el último. Sea como sea ellos van a estar igual de contentos”, cuenta Margo mientras una trabajadora de la Villa se acerca a acariciar a Demi.