Guatemala

Nuevo ataque siega vida de Don Orlando Flores

Un atentado  que se registró ayer a  las 5.30 horas, en el Anillo Periférico y 13 calle, zona 7, acabó con la vida del piloto  Orlando Flores, de 65 años. Esta vez la suerte no estuvo de su lado, como en agosto del año pasado, cuando resultó solo con heridas de bala.

La Catedral Metropolitana albergó anoche una celebración ecuménica por la unidad de los cristianos, en la cual participaron representantes de la Iglesia Católica y otras denominaciones cristianas. En la actividad tomó parte monseñor Óscar Julio Vian Morales.

La Catedral Metropolitana albergó anoche una celebración ecuménica por la unidad de los cristianos, en la cual participaron representantes de la Iglesia Católica y otras denominaciones cristianas. En la actividad tomó parte monseñor Óscar Julio Vian Morales.

El sexagenario tenía 25 años de trabajar como conductor de buses del transporte público, y aunque cambiaba de empresas y rutas en las cuales prestaba sus servicios, nunca dejó de hacerlo para las que salen de la zona 6.

Al momento del ataque  manejaba una unidad de la ruta 203, que se conducía de la Universidad de San Carlos, zona 12, hacia el Proyecto 4-3.

Su hija Claudia Flores desconocía si la víctima había sido amenazada por grupos de extorsionistas, porque no hablaba de ese tema con la familia, pero sí recordó que no era la primera vez que habían atentado contra su padre.

Don Orlando, como le llamaban, nació en Jalapa y llegó a la capital de joven. Tenía cinco hijos, cuatros nietos y cinco bisnietos. Siempre vivió en la zona 6.

Primer hecho

El 11 de agosto del año pasado, en la 15 avenida y 10a. calle, zona 6, se registró el primer atentado   contra  Flores, quien en esa ocasión resultó con dos heridas de bala en el hombro derecho.

Su hija explicó que como resultado de la agresión, su padre vivió por siete meses con dos ojivas alojadas en  su cuerpo, las cuales le causaban intenso dolor cuando bajaba la temperatura.

“Por las noches, cuando hacía mucho frío, se quejaba de  dolor en el hombro derecho. En esa parte se quedaron alojadas dos balas producto del ataque”, refirió.

Pero esa experiencia y las constantes peticiones de familiares no fueron suficientes para que el veterano piloto dejara un trabajo que, según comentó su hija, era una actividad que le apasionaba, pero sobre todo  Flores  decía que tenía necesidad y esa labor era la única que podía ejercer a su edad.

Todos los días, la jornada del chofer comenzaba a las 4 horas, momento en el cual salía de su casa. Conducía el bus hasta el campus universitario, desde donde comenzaba su primera vuelta.

Pago de extorsión

La muerte del piloto fue atribuida a extorsionistas que amenazan a transportistas y conductores de la zona 6,  comentó su ayudante, Alexánder Benítez.

“Él fue atacado hace unos meses. Casi no platicábamos del pago de la extorsión, porque así lo preferíamos.

Además, estábamos  tranquilos porque todo estaba bien con los pagos a los extorsionistas”, relató.

Pilotos y ayudantes de otros buses de la misma ruta recordaron a Flores como una persona educada y alegre, que a diferencia de otros nunca le faltaba el respeto a nadie.

Cambio de vida

Según Lilian Pérez, de la Asociación de Viudas de Pilotos del Transporte Público (Avitransp), la extorsión a conductores empezó en el  2001, y desde entonces ha cambiado la vida de muchas personas.

“Cuando las viudas de pilotos se quedan solas, deben irse a trabajar. Eso provoca que dejen solos a sus hijos, quienes se vuelven presa fácil de la delincuencia”, expresó.

A decir de Pérez, en otros casos los niños deciden aportar económicamente en el hogar, así que dejan los estudios.

Están involucrados

Un piloto de la ruta 63, quien por seguridad no se identificó, relató que aprendió a vivir con el pago de la extorsión, pero nunca está tranquilo porque todos los días sufre psicosis ante un posible ataque.

“Aunque paguemos la cuota, siempre estamos con miedo. Una vez mataron a un compañero. Luego dijeron que se habían equivocado y ofrecieron disculpas a la familia de la víctima”, recordó.

Un empresario de la ruta 73, quien también optó por el anonimato, aseguró que las extorsiones provienen de mareros y de algunos choferes, quienes se asocian con los malhechores y comparten las ganancias.

“Tengo 16 años en esto, y ya no quiero seguir. Vivir así no es ganancia, es pérdida. Desmantelé cuatro autobuses y estoy vendiendo las piezas.

Tengo una deuda de Q500 mil porque la extorsión arruinó este negocio”, confesó.

ESCRITO POR:

Edwin Pitán

Periodista de Prensa Libre y Guatevisión desde hace 14 años. Especializado en radio, prensa y televisión. Periodista del año de Prensa Libre en 2018. Productor de la emisión en directo de Noticiero Guatevisión.