SIEMPRE VERDE
A ver quién se atreve
La población de Guatemala se encuentra ahora en una situación terrible. Debe elegir a la persona que presidirá el país durante los próximos cuatro años con su equipo de trabajo, entre dos opciones que pertenecen precisamente a esa “escuela” política a la que repudió con tanta indignación. Forzada a votar —por segunda vez— en las peores condiciones, esta nueva ciudadanía guatemalteca que despertó, que entiende más, que es enérgica y numerosa y se encuentra dispersa en todo el territorio nacional, puede volver a ejercer su cuota de poder. Hay temas específicos sobre los que esta ciudadanía —participativa y vigilante— puede asegurar compromisos. Pongo un ejemplo, en el tema ambiental, de un compromiso verificable, como condición para dar el voto. De cara a los problemas ambientales y sociales causados por la minería química de metales, quien se comprometa públicamente a solicitar un informe sobre el estado de cada una de las operaciones de reconocimiento, exploración o explotación vigentes, auditado por un grupo de expertos sombra, y a actuar en consecuencia, podría aspirar al voto de muchos miles de guatemaltecos que no la quieren en sus territorios. El informe sería hecho por un equipo multidisciplinario, multinacional e independiente, que debe recopilar la información con la colaboración de todas las instituciones gubernamentales y no gubernamentales y analizarla, en cuanto asuma el nuevo gobierno. Con esa información se determinaría cuáles son las operaciones mineras que tienen todo en regla y operan en orden, sin causar conflicto social. Esas minas podrían seguir operando hasta terminar el tiempo estipulado, sin expectativa de prórroga. Las operaciones que tienen problemas sociales o ambientales serían intervenidas inmediatamente, y escrutadas más profundamente. Las que tienen problemas legales se deberán suspender definitivamente. Guatemala tiene demasiados problemas como para estar resolviendo los conflictos inherentes a la minería metálica, que —además— deja destrucción y contaminación irreversibles. El compromiso debe incluir también respetar las consultas: no puede haber minería donde la gran mayoría de la gente no la quiere.
La minería metálica moderna es una industria peligrosa, famosa por aumentar la corrupción en los países donde se “desarrolla”. Para alguien que recibe un país en bancarrota, puede parecer tentador seguirla forzando sobre el pueblo, pues significa dinero “fresco”. Para quien tiene intenciones de agrandar sus arcas, puede ser aún más tentador. Pero el compromiso serio de detener y contener la pesadilla minera podría significar también los votos necesarios para llegar a presidir el país. Mi temor es que el compromiso con los financistas y el anhelo del dinero minero sean más fuertes que el valor de los candidatos para comprometerse, en ese tema, con la nueva ciudadanía. ¿Se atreverá alguno de estos dos candidatos a la presidencia a hacer lo correcto en el tema minero, para beneficio del pueblo de Guatemala? “La extracción de metales con elementos como el cianuro termina enfermando a los pueblos”. Papa Francisco, 15/9/2015.