Magalí Rey Rosa

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NOTAS DE Magalí Rey Rosa

Magalí Rey Rosa

Opinión

Mi última columna

Decidí defender la naturaleza, pues creo que destruirla es un error imperdonable; incluso, que es prueba de imbecilidad (dle: retraso mental moderado) en la especie humana, envenenar el único lugar que tiene para vivir. No puedo desentenderme pues lo que muere ante mí es la abundancia, la generosidad y la belleza del sistema de vida de la Tierra. “Guatemala es uno de los países más ricos del mundo en naturaleza, pero la está perdiendo irreversiblemente. La heredamos, cuidarla es nuestra obligación por el bien de todo el mundo”, fue mi plataforma. En 1983 fundamos Defensores de la Naturaleza y yo conduje la declaratoria de la Sierra de las Minas como reserva de la biósfera, lograda en 1990.

Magalí Rey Rosa

Opinión

Gracias, Prensa Libre

El lunes me llegó el siguiente correo electrónico: “Estimada Magaly: Atentamente me dirijo a usted con el propósito de hacer de su conocimiento que debido a la reducción de espacio en la sección de Opinión se ha decidido prescindir de su colaboración semanal. Su última columna será publicada el viernes 4 de diciembre. Aprovecho la oportunidad para expresarle mi agradecimiento por su valioso aporte. Cordialmente. Helen Alvizures, jefa administrativa”. Y así me entero de que termina un período de mi vida que duró casi 20 años. Fui invitada a ser columnista de Prensa Libre en 1996, cuando colocamos el tema ambiental en la arena política con el colectivo MadreSelva. Fue un período importante en la historia de la defensa ambiental en Guatemala, cuando se debatieron y discutieron públicamente, por primera vez, temas muy delicados. El primero, y el más famoso, fue el de la Forestal Simpson y su pretensión de convertir el Parque Nacional Río Dulce en vía para el transporte industrial de árboles para hacer papel. Después de un debate de más de seis meses en los medios de comunicación, en el que se ventilaron aspectos legales, ambientales y económicos, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas sentó precedente al proteger un parque nacional declarado desde 1955 como tal; considerándolo más importante que los intereses de una multinacional extranjera. “La barcaza no pasa” marcó un hito en el desarrollo de la conciencia ecologista de Guatemala.

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Opinión

¡Ejecuten sentencia!

La transformación que sí se está dando en Guatemala, a partir de las manifestaciones populares en contra de la corrupción, es que ahora hay muchas más ciudadanas y ciudadanos dispuestos a participar y a vigilar para que se hagan los cambios que necesita Guatemala. Hoy tenemos un caso para celebrar, que involucra participación ciudadana y actitudes diferentes en el sistema de justicia.

Magalí Rey Rosa

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Morales ¿ambientalista?

Dentro de unos días se celebra la conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático, en París. Van más de 20 años de negociaciones globales sobre clima y casi nada se ha logrado. Pero los efectos del cambio climático han alarmado a las compañías aseguradoras y a los líderes de los países que tendrán que lidiar con los refugiados ambientales. Tal vez por eso ahora sí lleguen a un acuerdo global cuya violación no quede impune, como hasta ahora. A mí no me queda espacio para el optimismo respecto de esas negociaciones.

Magalí Rey Rosa

Opinión

Señor presidente:

En dos artículos anteriores (16 y 30 de octubre) yo abordé el tema del traslado de las familias afectadas por la tragedia de El Cambray, con la esperanza de que, al alertarlo sobre cosas que se están haciendo mal, usted pudiera corregir el rumbo. Hoy le escribo con mucha más preocupación, por varias razones. En su discurso ante estas familias, el viernes pasado, usted dijo algunas cosas que es necesario aclarar porque me parece que hay malentendidos. En primer lugar, yo no me opongo a que se les traslade a ese lugar. Lo que yo escribí —nada subrepticio porque está publicado en Prensa Libre— es que estoy consciente de su dolor, que estoy con ellos, y que permaneceré vigilante para tratar de asegurar que las cosas se hagan bien. Desgraciadamente eso no está sucediendo.

Opinión

¿Para qué sirve la ley?

La ley es el conjunto de reglas a las que se deben someter todos los habitantes de un país para evitar conflictos y vivir en armonía. Nunca se había hablado tanto en Guatemala sobre la importancia de que todos —por igual— nos sometamos al imperio de la ley. Pero todavía hay funcionarios dispuestos a violar leyes y retorcer procedimientos legales.

Opinión

A dos días…

Con tristeza y preocupación noto que el tema ambiental fue, una vez más, el gran ausente en los debates presidenciales. Aparte de alguna pregunta sobre minería —y el conflicto social, la persecución de líderes y la ingobernabilidad que la acompañan—, la problemática ambiental nacional sencillamente no es considerada, no digamos la crisis ambiental planetaria. No extraña que a los aspirantes a la Presidencia no les interesara abordarlo, pues les podría haber colocado en una posición incómoda, que hubiera desnudado escaso manejo e interés en el tema.

Opinión

Querida familia

Hermanas y hermanos de El Cambray: respetuosamente me dirijo a ustedes para manifestarles mi solidaridad ante su dolor y para comunicarles algunas preocupaciones respecto de los planes que el Gobierno hace sobre su futuro. En un primer momento vimos con agrado la agilidad con que respondió ante su tragedia. Conforme pasa el tiempo surgen preguntas incómodas, que deben contestarse antes de que el Gobierno siga tomando decisiones por ustedes.

Opinión

¿Qué pasó, muchá?

Horrorizados por el desastre de El Cambray II y espantados luego del debate presidencial, debemos hacer un alto y reflexionar. Dentro de 16 días Guatemala escogerá presidente. Queda claro que la ciudadanía tendrá que hacerse responsable de asegurar los cambios que el país necesita, pues los funcionarios públicos nos han demostrado, hasta la saciedad, que ellos no van a hacer más que la finta, y eso porque saben que el pueblo está encabritado.

Opinión

¡Larga vida a la Sierra!

Para sobrellevar mejor la dolorosa crisis política por la que atravesamos, es sano hacer notar cosas positivas. Este domingo, 4 de octubre, se cumplen 25 años de la declaratoria de la Sierra de las Minas como Reserva de la Biosfera. El área protegida más importante de Guatemala en términos de riqueza biológica, la reserva más grande del mundo para el quetzal, la increíble productora de agua, la mágica, inmensa e inalcanzable Sierra de las Minas. Con el pecho hinchado de orgullo comparto que yo puse la energía y fui el motor para lograr su declaratoria; el trabajo técnico-científico lo hizo un equipo multidisciplinario, que trabajó por amor, pues no había dinero en aquella época. Los ecosistemas de la Sierra están legalmente protegidos desde hace 25 años, pero desafortunadamente eso no quiere decir que se hayan detenido por completo la deforestación, la cacería o la extracción ilegal de recursos, ni siquiera en el área núcleo. Me cuentan que —gracias a un sofisticado equipo de cámaras que prestó el Conap— ahora hay evidencia fotográfica de las personas del Carmen y los Albores que suben a cazar ilegalmente. Ojalá los detengan. Pero también lograron fotografías de un jaguar, un tapir, ocelotes y pizotes... Por ellos, y por más de mil innumerables razones, vale la pena defender la riqueza natural de la Sierra de las Minas de cualquier posible depredador, por poderoso que este sea. Cazadores, taladores, explotadores de jade... ¡Ilegales! ¡Criminales!