Q’A NO’JB’AL

Algunas ideas

Kajkoj Máximo Ba Tiul

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Entre discursos y análisis terminó el fin de semana pasado la VII Cumbre de Presidentes en Panamá. De lo que se puede extraer de ella es que nuevamente quedó en evidencia que a Estados Unidos lo único que le interesa es que todos los países de la región le rindan tributo y obediencia. Aunque de palabra dice que respetará la autonomía y la libre determinación de los otros Estados, en realidad nunca está dispuesto a cumplirla, sobre todo cuando son Estados que se rebelan, como Cuba y Venezuela. Y por eso, a los demás les ofrece planes de control, como el de la prosperidad para el Triángulo Norte, que lleva consigo un fortalecimiento del control militar y policial en la región centroamericana.

Muchos discursos valen la pena analizarlos, pero nos detendremos a parafrasear un poco estos dos: el de Raúl Castro, presidente de Cuba, y de Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina. Raúl Castro, por su parte, manifestó que el proceso de diálogo con Estados Unidos no significaba rendirse y aceptar el modelo norteamericano, sino que se hace en el marco del respeto a la diferencia. Esto implica que Estados Unidos deberá comprender que el diálogo no es más que otro paso más para demostrar la dignidad de los cubanos, que desde hace más de sesenta años ha tenido que fortalecerse teniendo como obstáculo el bloqueo a su economía. Para la mayoría de los cubanos, el diálogo no significa asumir el capitalismo y dejar el socialismo, sino que simplemente dialogar sobre la necesidad de construir bajo la diferencia y el respeto.

Por su parte, la presidenta de Argentina, además de mencionar el discurso de Raúl Castro, también invitó a Obama a actuar en el marco de la historia, que aunque a él no le parece (refiriéndose al presidente de Estados Unidos), es importante conocerla para no repetir los errores que en años anteriores se han hecho, y por eso invitaba a Estados Unidos a retirar a Cuba de la lista de países que financian el terrorismo y a buscar la forma para terminar con el bloqueo. A la vez, invitaba no solo a Estados Unidos, sino también a Europa, como los mayores consumidores de drogas en el mundo, para que no solo promuevan planes de control de la producción, el almacenamiento y transporte de droga y que por eso criminalicen a los países de América Latina, sino para que estos países consumidores comprendan que deben crear planes para limitar el consumo, pero también ponerles mucha atención a los lugares en donde van a parar las ganancias de las drogas, que posiblemente están depositados en bancos, en donde no son sujeto a ningún tipo de control, como los llamados paraísos fiscales.

Este último es muy importante, porque por primera vez una representante de un Estado latinoamericano no agradece a Estados Unidos el apoyo a la política antidroga, sino que le exige que promueva normas que penalicen a los bancos en donde van a parar las ganancias provenientes del narcotráfico.

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