CATALEJO
Algunas lecciones de estos comicios
A ESTE MOMENTO, YA TODOS los guatemaltecos tenemos clara la absoluta peculiaridad de estas elecciones, cuyos resultados fueron sorprendentes y provocaron un suspenso aún no terminado completamente. Sin exagerar, se puede señalar a Manuel Baldizón como el gran perdedor, y su caso resulta ser la primera de las lecciones del proceso electoral. De nada sirvió su multimillonaria campaña, la fundación de maquinaria propagandística disfrazada de medios informativos, ni tampoco la actitud triunfalista asumida desde el principio. Su violación de casi todas las leyes electorales y las disposiciones del TSE provocaron rechazo, así como la prepotencia manifestada en sus visitas a los departamentos, donde suponía tener dominio.
LA SEGUNDA LECCIÓN se refiere a la ventaja obtenida por un candidato cuando se trata de alguien conocido popularmente, aun cuando sea en actividades diferentes a la política o al servicio al país en otros campos. Jimmy Morales es el ejemplo claro de esto, porque su campaña fue corta y su ascenso vertiginoso, lo cual obviamente no le significa un seguro triunfo en la elección de octubre. La tercera lección es el beneficio obtenido por alguien aspirante a la Presidencia con una actividad política anterior. Sandra Torres, a mi parecer, tuvo gran parte de sus votos en las mujeres beneficiadas por la bolsa solidaria. La cuarta lección, el beneficio de la organización partidaria, de la cual Morales carece, pero los electores parecen haberlo pasado por alto.
EL TEMA DE LOS PARTIDOS políticos resulta ser la quinta lección. Por lo menos cinco de ellos desaparecerán, y muchos de los restantes demostraron su verdadera fuerza, independientemente de sus diferencias ideológicas, reales o aparentes. La multiplicación de partidos sólo complica los procesos de recuentos de votos, y por ello las reformas a la ley electoral deben incluir algunas condiciones adicionales cuyo cumplimiento debe ser obligatorio antes de permitir el nacimiento de otro partido. De los doce participantes, sólo cinco sobrepasaron el valladar de un cinco por ciento de participación. Los otros siete no tienen realmente ninguna justificación para mantenerse vivos, salvo ensalzar algunos egos exacerbados y hasta ciegos.
AL RESPECTO DE LOS POSIBLES disturbios post electorales, se necesita una reglamentación muy severa contra quienes participen o los preparen. La imposibilidad de conocer los resultados en un tiempo no mayor al de la medianoche del día de las elecciones, fue una de las causas del atraso, mantenido incluso ayer por toda la jornada. Los cambios a la ley electoral deben ser cuidosamente preparados y sugeridos por todos los interesados, sobre todo la sociedad civil representada por los sectores académicos y por organizaciones de todas clases. Un hecho es claro: es necesario reducir las posibilidades de una elección tan inesperadamente complicada y sobre todo causante, como ha sido señalado, de dudas, malas interpretaciones y críticas malintencionadas.
POR ÚLTIMO, PERO NO MENOS importante, menciono el tema de la responsabilidad de los políticos en cuanto a sus promesas de campaña, su participación en foros, etcétera. Las elecciones son imposibles de predecir y de repetir con exactitud, porque siempre dependerán de circunstancias históricas distintas. Hace unas tres semanas, nadie hubiera imaginado ni se hubiera atrevido a predecir los sucesos dominicales y la lucha voto a voto entre el segundo y tercer lugares. Sin embargo, son la única manera de realizar los cambios necesarios en el manejo de la nación. Quienes por su juventud votaron por segunda o primera vez, tienen ahora en sus hombros la carga de vigilar a las autoridades y también de participar en comicios bien organizados.