IDEAS
Apenas el inicio
Luego de pasada la sorpresa de las elecciones generales del pasado 6 de septiembre y de que las piezas de poder se movieran hasta asentarse en casi todo el territorio nacional, los ojos de los guatemaltecos se vuelven nuevamente hacia los temas importantes que fueron los desencadenantes de tanta sorpresa electoral.
Estas sorpresas continuaron durante esta semana con las capturas de la intendente de aduanas Claudia Méndez, y de la jueza Marta Sierra de Stalling, ligadas también al proceso por el caso La Línea, que con esta ya son más de una treintena de personas en el proceso, incluyendo al expresidente Otto Pérez y a Roxana Baldetti.
Desde el vista que se pasaba por el arco del triunfo las revisiones de la mercadería, pasando por los mandos medios, por la intendente de las aduanas, por el mismísimo intendente llegando hasta los más altos niveles de poder, uno a uno fueron cayendo por su propio peso los imputados por este caso, y hoy hasta llegan a ser indeseables en los centros de atención hospitalaria, cual si fueran leprosos del Antiguo Testamento. Y no es tanto por los males que padecen sino porque nadie en su sano juicio quiere albergar a cualquiera que pudiera estar involucrado en este escándalo de corrupción: al que anda entre la miel algo se le pega.
Pero dejando a un lado la discusión de la corrupción, que no se les ha vencido en juicio, e incluso la misma concepción de las aduanas como fuente de corrupción, hay que pensar en el fondo de estos eventos y verlos desde la perspectiva del poder ciudadano. No nos engañemos, el problema de fondo son las aduanas: ahora más que nunca hay que pensar en cerrarlas. Muerto el chucho se acabó la rabia.
Desde el mismísimo Presidente, pasando por jueces, abogados, funcionarios públicos y ciudadanos comunes y corrientes, todos habrán de pensar muy bien antes de continuar con los abusos de poder y autoridad que todos en Guatemala sabíamos que se hacían desde hace décadas. El llegar al poder, a partir de todas estas capturas, ya no garantizará que el robo descarado quedará en la impunidad y sin castigo, pues ahora los ciudadanos estamos más atentos a cualquier escándalo que estalle con la respectiva denuncia.
Hoy es usted, el ciudadano común y corriente, harto de tanta impunidad y corrupción, quien disfruta de estos acontecimientos, que de una u otra forma fueron desencadenados por usted mismo, al apoyar con todas sus fuerzas los cambios que pensó, deseó y gritó en su debido momento como protesta ante el sistema. Ya las conversaciones de sobremesa o en el trabajo acerca de que los corruptos cayeran en prisión hoy son una realidad.
Pero en medio de ese deleite por las capturas recuerde que aún falta vencer en juicio y lograr las condenas respectivas. Hoy debe gritar más fuerte, hoy más que nunca permanezca despierto. Falta mucho camino por recorrer y no podemos darnos por vencidos. Debemos seguir alertas.
Fb/jjliber