ARCA DE ESPEJOSEl General ya no puede

AQUILES PINTO FLORES.

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Es claro que existan lambiscones que le azuzan para que lance al ruedo su añosa figura, apostando que es legal su participación. Hay quienes, sin meditar en la legalidad, o ilegalidad del caso, desean que sea enterrado el mito del general.

Esto ocurriría -según dicen- porque una votación nacional relegaría en el basurero de la historia patria las seniles aspiraciones del General, aun gastando los millones del erario que han venido acumulando para la campaña electoral, pues en los tres años de gobierno también han acumulado un desprestigio tan monumental que ni el general Ubico pudo generar en sus catorce años de dictadura.

Otro sector que parece ser el mayoritario y el más sensato, hace notar que no es cuestión de que unos quieran y otros no quieran, sino que la Constitución se lo prohíbe y, la misma, como dijo el doctor Arévalo, fue promulgada para cumplirla toda y siempre, pues fue hecha por la voluntad soberana del pueblo, representado en sus diputados.

La respectiva regla de la Carta Magna es clara, lapidaria, terminante, incontrovertible: inhabilitación para los protagonistas de la ruptura constitucional y para quienes se beneficien del golpe.

En otra oportunidad volveré con este tema. Ahora, cuando estamos a cinco días de las primarias del PAN, es menester hacer algunas consideraciones, comenzando por llamar a la cordura a la familia panista, para no malograr el primer experimento democrático que estrena la política guatemalteca, y que los demás partidos debieran emular.

Nadie puede negar que Leonel López Rodas es el padre de la criatura, y es justo reconocer que levantó al PAN de las cenizas -como el ave fénix- hasta darle un perfil ganador. Sin embargo, conforme las encuestas, se dice que Oscar Berger saldrá triunfante, pues todavía le dura el efecto de la millonaria promoción que se hizo en su favor en un pasado reciente.

En fin, me atrevería a afirmar que la elección será correcta. No es de extrañar que, como es natural, los dos hombres han sido protagonistas de una aguerrida campaña en la que escogieron mostrarse, el uno como gestor de una brillante administración municipal, y el otro como el que tiene bien colocados sus atributos de varón. Ambas virtudes forman un binomio ideal para salvar el país, pues como reza el concepto matemático: el orden de los factores no altera el producto.

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