¿Por qué las armas?

“Su interés profundo por esta ciencia, la observación paciente y sistemática del cosmos relacionándolo con el discurrir de la trama del tiempo, los hicieron acreedores del calificativo de Escrutadores del tiempo”. Luego se hace un repaso a la historia de este país excluyente donde los “indios” siempre hemos vivido ajenos a esta patria de otros, y por eso, como dice la autora, hay que asumir la historia “desde la inequidad a la esperanza, con una mirada franca y sincera, sin prejuicios, así como una introspección integradora e incluyente, para que sirva, para que enseñe, para avanzar”.

Sotomayor también nos dice: “Entrar en la historia es traer a la memoria las huellas del tiempo. La cara oculta de la realidad de todos”, y quien escribe el prólogo nos dice, evocando a Evo Morales: “No podemos olvidar nuestra historia: es sagrada (…) Olvidar el pasado sería un gran error”. Pero ¿Por qué las armas? Porque los espacios se cerraron, no había salidas políticas, los caminos a la reivindicación estaban cerrados, “se impuso la represión a cualquier oposición, y prevaleció la impunidad total”. Esto también fue confirmado por la Comisión del Esclarecimiento Histórico y que el ladino cobarde que se siente heredero de Pedro de Alvarado, Álvaro Arzú, se negó a recibir en un acto servil a sus socios militares causantes de tanta muerte en Guatemala, y sobre eso quiere ser otra vez presidente. “Dios nos guarde”, como dicen los católicos. Los que pagaron el peor precio al Estado ladino fueron los pueblos mayas en otros genocidios como en tiempos de los kaxlanes del siglo XVI.

Una de la citas finales al hablar de la contrarrevolución proviene del Popol Wuj, que dice: “¡Vámonos ya,/ levantémonos ya…/ya se acerca el amanecer” Esta obra fue editada por la editorial de ciencias sociales de La Habana, en el 2009, y de plano se va a decir que, como viene de Cuba, tenía que ser así, cuando esa historia está bien documentada por fuentes locales como Nunca Más, del Rehmi, por el cual fue asesinado monseñor Gerardi, y que a saber por qué no se investiga ese caso para meter al bote a los autores intelectuales. Este es un libro para leer estos días, aunque desconozco si se puede conseguir en Guatepeor, porque cada día vamos peor, y como cita el Popol Wuj, tal vez debemos decir “Xa jo’/ Oj qatzuquj, / oj puch qila’ we k’o chi chajin qetal…”

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