CATALEJO

Arzú recibe de Dios su capital político

|

LA FRASE DEL TÍTULO DE este artículo no es el resultado de haberme enloquecido de pronto. Está en una de las frases de la respuesta —no escrita, de seguro, pero sí dictada por el monarca absoluto municipal capitalino— a un artículo de la estimada, capaz y serena periodista María Olga Paiz en la revista Contrapoder. A este texto, solo como una muestra de humor negro se le puede calificar de “contundente”, porque esta palabra significa “que produce gran impresión en el ánimo, convenciéndolo” (Diccionario de la Lengua Española, DLE). Es realmente una prueba más de intolerancia, con un agregado interesante y único: contener en sus palabras la forma como se autodefine el funcionario, pero además cómo son algunos de sus criterios e ideas.

IRÓNICAMENTE, el artículo causante de la ira arzuísta puede ser considerado en su primera parte como un exagerado ditirambo, o sea una alabanza excesiva. Pero la autora cometió el ‘imperdonabilisísimo’ error —o peor aún, el ‘abuso’— de criticar la superficialidad de la obra edil y hasta cierto punto la falta de entereza y muestra de cobardía del alcalde para no perder capital político. Ojo: una cosa es ‘capital político’ y otra ‘capital por o de la política’. Entonces surgió un documento muy valioso por la mencionada definición de sí mismo, aunque esté desperdigada en el texto. Por ello, si alguien utiliza esas mismas palabras para referirse a Álvaro Arzú en un texto publicado en o por la prensa de opinión, está libre de represiones verbales.

ARZÚ SE DEFINE COMO alguien “con estudios únicamente de Bachiller en Ciencias y Letras”… nacido en “cuna de oro”, por lo cual dice “concluyo que era más acaudalado… cuando nací que ahora” !!!!!! (los signos de admiración son míos). Luego hace afirmaciones temerarias (“excesivamente imprudentes, dichas, hechas o pensadas sin fundamento, razón o motivo”, según el DLE), cuando afirma “mi capital político ha sido producto de la mano de Dios… (quien) pone “a mi alrededor sólo gente más capaz que yo”. (!!!!!! Doy gracias al Altísimo). Son casi una blasfemia, es decir injuria en contra de lo sagrado. Continúa: “lo que no acepto es que (la autora) diga que soy prudente en mi actuación”, o sea es imprudente: sin “templanza, cautela, moderación, sensatez y buen juicio”. Protesta “enérgicamente por ese apelativo”.

LA CARTA SEÑALA UNA verdad hasta ahora desconocida: Porque los guatemaltecos solo necesitamos “traer la chamarra” para mudarnos de la provincia a la capital, “somos más democráticos que allí” (Suiza) donde se necesita tener permiso del gobierno. Los guatemaltecos no utilizan el Transmetro aunque “les pase por las narices”, de lo cual él debe saber mucho porque sin duda alguna lo utiliza, talvez a diario. El artículo de la colega María Olga Paiz señala verdades evidentes, como la falta de entereza para encarar en serio el problema de los autobuses, con lo cual provocó la reacción imprudente comentada hoy. Si se hubiera referido a la oscura maraña de la existencia de más oscuros fideicomisos, no me puedo imaginar su reacción.

LA AUTORA RECIBE LA orden de “explíqueselo así: Plaza Sésamo” el programa de TV dedicado a niños de edad preescolar. Dos interpretaciones: a) calificarla como infantil, en el sentido peyorativo de la palabra; b) sugerirlo por haber sido la fuente de conocimientos de quien responde; y c) una mezcla de las dos cosas. Es una referencia inaceptable, cercana a la misoginia (aversión a la mujer), pero con el valor de poder conocer de propias palabras del autor, cómo se califica él a sí mismo. Para finalizar, me permito hacerle una sugerencia a María Olga: en vista de haber ingresado al grupo de periodistas a quienes el pintoresco personaje considera sus enemigos, si alguna vez se lo encuentra, mejor hágase a un lado para no sufrir un empellón.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.